Ya lo dijo Gema López en los días previos a la muerte de 'Sálvame': "Una cadena sin 'Sálvame' a lo mejor se tiene que salvar". No era una profecía que solo intuyera la colaboradora, era una debacle evidente a los ojos de cualquiera que tuviera unas mínimas nociones sobre televisión. La crónica de una muerte anunciada que no supieron, o no quisieron, ver los directivos de Mediaset al extirpar el verdadero pulmón de su cadena principal.
No es nada nuevo el bajón de audiencias de Telecinco durante el verano, era un fenómeno que venía repitiéndose en los últimos años, pero lo de este julio viéndose relegada a la tercera posición es el súmmum de la mala gestión empresarial. Y es que si algo salvaba los muebles de Telecinco en veranos anteriores era tener las 4 o 5 horas de 'Sálvame' durante toda la tarde para contrarrestar la pésima acogida de su oferta en prime time. Un salvavidas en la parrilla diaria de la cadena que servía para mantener el tipo durante los meses de bochorno.
Nada ha funcionado este verano en Telecinco. Este vendría a ser el titular, que por más rotundo que suene no deja de ser cierto. No se puede decir que no lo hayan intentado con una batería de estrenos cuantiosa en volumen, pero tremendamente estéril en productividad. Siete propuestas nuevas para sus noches, una de ellas ya desapareció con solo un día de emisión, y dos ofertas de estreno para las tardes, uno de las cuales ya fue desterrado a Divinity.
Vamos a ponerle nombre a las cosas enumerando los fracasos de este verano en casa de Borja Prado, para que seamos conscientes del desastre: ‘La traición', serie turca cancelada tras solo un día de emisión al marcar un paupérrimo 6,8% de share. ‘Me resbala’, la vuelta de un formato casposo que nadie pedía que no llega ni al 10% de share. ‘Vaya Vacaciones’, el reality de los jueves con Luján Arguelles que hace la mitad del share que ‘Supervivientes’. ‘La última noche’, el sustituto del Deluxe que marca unos datos dignos de cancelación. También tenemos el programa de Cristina Tárrega, que el pasado sábado tenía menos audiencia que un concierto de Camela con 647.000 asistentes, y ‘Allá tu, que dentro del desastre es el menor de sus problemas. Ah, perdón, me dejaba la serie de Blanca Portillo que se estrenó esta semana con un miserable 6,2%.
Lo anterior son solo los batacazos nocturnos. El verdadero drama está en las tardes, una franja en la que Telecinco siempre rascaba algún liderazgo y en la que ahora se ven desterrados a la intrascendencia más absoluta. Todo empezó con el nuevo culebrón de Lydia Bosch, ‘Mía es la venganza’, que hizo honor a su título en boca de Jorge Javier Vázquez y se fue por la puerta de atrás, ni emitiéndose sin publicidad logró sobrevivir un mes en antena.
Merece un párrafo aparte su gran apuesta del verano, ‘Así es la vida’, un revoltillo de contenidos con unos colaboradores de tercera división que a duras penas supera el 8% de share. Nadie, absolutamente nadie, con un mínimo de conocimientos televisivos cancelaría 'Sálvame’ para emitir ese programa. Pero está claro que de conocimientos sobre el medio van escasos en la nueva directiva de la cadena, ahí priman más los ideológicos. Sino no se entiende que alguien decidiera sustituir una macedonia de sabores diaria como era ‘Sálvame’ por una triste patata hervida , que es lo que emiten ahora.
Y sí, así es la vida, Telecinco se enfrenta a un mes de agosto que se le hará larguísimo con esta parrilla que hace aguas en casi todas las franjas y días de la semana. La cadena está marcando este verano sus peores registros de audiencia desde su nacimiento, y nada hace presagiar una mejora a corto plazo. Imagino que tienen puestas todas sus esperanzas en el nuevo curso, pero costará mucho remontar el vuelo si tienen que elevar los datos desde el subsuelo. En los libros de historia empresarial española debería estudiarse este despropósito: cómo cargarse una compañía audiovisual desde dentro.
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