Ana Obregón concede una entrevista muy personal a Yo Dona en la que se moja con rotundidad sobre política y declara por qué líder político tiene predilección.
Ana Obregón nunca será la misma después de que la vida le sacudiera con la mayor de las crueldades en mayo de 2020 con el prematuro fallecimiento de su hijo Alex Lequio al que sentirá siempre como "el amor de mi vida". Veintiséis meses después, asegura en una entrevista a Yo Dona que sigue sin recuperar esa energía, vitalidad y sonrisa que siempre le ha caracterizado. "No, ya no vuelvo a sonreír. El duelo necesita espacio y mucha soledad, mucho silencio y mucha transformación interior".
Una catarsis interna que pasa por refugiarse en el estudio de la física cuántica en libros de Stephen Hawking y también del cerebro. Todo con el propósito de comprender algo tan inherente como la muerte. "En este tiempo he leído 40 libros de física cuántica, de Stephen Hawking. Ahora estoy estudiando el cerebro. Quiero comprender la muerte. Necesito entender muchas cosas", confiesa.
La lectura y los cuidados a su padre ocupan la mayor parte de su tiempo y apenas tiene entusiasmo para socializar e invertir parte de su día a día en el ocio. "En estos años todavía no he salido en Madrid a una cena o una comida", revela. Pero además de desnudar el estado de su corazón, Ana Obregón también habla de política y se moja. Y lo hace con un sentimiento de pesadumbre y desazón inocultable.
"El más preparado es Feijóo. Eso lo tengo claro"
"Yo no creo en la política. Lo único que veo es una lucha de egos, una pelea por las sillas, un ring de boxeo. Por nosotros nadie hace absolutamente nada", sentencia. "Cuando todos los partidos, de un lado y de otro, se dedican a robar ese dinero mientras España atraviesa un momento tremendo, con gente que apenas puede pagar la luz... Ya no puedo tener fe en las siglas. En todo caso, en las personas detrás de esas siglas", añade la actriz. Y cuando el entrevistador le pregunta si se atreve a dar un nombre, no tiene ninguna duda. "El más preparado es Feijóo. Eso lo tengo claro", responde sin rodeos.
Con la misma contundencia, Ana Obregón lamenta que lleva "pidiendo desde las Campanadas de 2020 que se invierta más dinero en investigar el cáncer, que cada día mata en España a 300 personas", pero que como es la pandemia silenciosa "no han movido un solo dedo, porque solo les interesa robar y el escaño". "Tuve que llevar a mi hijo a Estados Unidos para que recibiese un tratamiento de protonterapia que aquí no existía. Y cuando Amancio Ortega invierte en máquinas oncológicas, que por cierto, son carísimas, se meten con él", critica.
Para luchar contra esa injusticia, "lo único que ahora me da calorcito en el alma es ayudar a los demás". Por ello, ha logrado poner en marcha la Fundación de su hijo. "Es una de las cosas que quería hacer Álex antes de morir, y yo la he continuado con su padre para ayudar a los enfermos y sus familias. Lleva su nombre. Y no sabes lo difícil que ha sido. El papeleo, los abogados, los permisos... He tardado un año, madre mía, con las pocas fuerzas que tengo para levantarme. Pero para esto sí he sacado energía. Y ya está. Lo he conseguido", celebra.
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