Fiama, exconcursante de 'La isla de las tentaciones', se ha sincerado sobre el momento más duro de su vida.
Fiama se ha abierto en canal con todos sus seguidores de Mtmad, pues la exparticipante de 'La isla de las tentaciones' ha relatado el momento más crítico de su vida, en el que estuvo a punto de morir por una serie de sangrados a los que los médicos no le encontraron explicación.
Tan grabe estuvo que incluso llegaron a comunicar a su familia que debían despedirse de ella porque se estaba muriendo. La joven se remonta a cuando tenía 17 años. Estando a punto de entrar en un concierto, empezó su calvario: "Me empezó a doler la garganta, pero no le di mayor importancia. Seguí hablando con mis amigos y me empezó a salir sangre, por la boca y por la nariz. Pero como una cascada de sangre, ¡era una pasada!", comienza explicando.
En ese momento, sus amigos decidieron llevarla al hospital. Allí, los médicos, tras realizarle una serie de pruebas, eran incapaces de realizarle un diagnóstico. Tan grave era la situación, que llegaron a comunicarle a sus seres queridos que se moría. "Comenzaron a venir a verme de dos en dos para despedirse. Los médicos les habían dicho que yo me moría y que les habían dejado entrar en la zona crítica para decirme adiós", recuerda entre lágrimas.
Según le explicaron los médicos, la gente no suele sobrevivir a un sangrado leve, por lo que mucho menos a varios de esas características. "Me dijeron que iban a esperar a que tuviera el siguiente sangrado para sedarme y ahí acabaría mi vida. Yo lo único que quería era salir del hospital, o no salir, pero que eso se acabara ya. No derramé ni una lagrima, me quedé muy tranquila y decidí que lo que iba a hacer estar bien, ser feliz. Me despertaba cada día y me maquillaba y me peinaba, me ponía a hacer chistes. Quería que, si me moría, el recuerdo que tuviera mi gente de mí fuera el de una persona feliz, no triste".
Explicó a su familia cómo quería que fuera su funeral
Tan asumido tenía cuál era su final, que Fiama les explicó a su familia cómo quería que fuera su funeral: "Dije que quería que todos fueran de rojo y blanco, quería que mis cenizas las llevasen los motero porque mi padre es y les pedí que hicieran un cocktail para todos mis allegados. Quería que celebraran mi vida en lugar de estar tristes".
Al siguiente sangrado, todos se prepararon para el fatal desenlace. Sin embargo, una joven médica le salvó la vida en el último momento: "Me operaron porque cuando me iban a sedar una doctora que estaba allí, una neumóloga de prácticas, se volvió loca cuando se enteró de que con diecisiete años me iban a sedar. Las posibilidades eran mínimas, porque estaba lejos de tener unas condiciones óptimas para operarme. Pero finalmente me sacaron medio pulmón y la cosa mejoro a los pocos días. No sabemos por qué, pero funcionó. Hierba mala nunca muere", sentencia Fiama con una gran sonrisa en el rostro al tiempo que enseña su gran cicatriz. Tras la cual, se tatuó una Catrima mexicana por "burlar a la muerte".
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