'La que se avecina' desvela su gran misterio después de doce temporadas

'La que se avecina' ha aprovechado el final de su duodécima temporada para destapar la verdadera identidad de Germán Palomares, el moroso.

Han pasado doce temporadas y aún había un misterio por resolver en 'La que se avecina'. ¿Quién era el moroso de Mirador de Montepinar que tanto protagonismo tuvo en las primeras temporadas de la ficción?

Durante las primeras temporadas, los vecinos de Mirador de Montepinar intentaron por todas las maneras saber quién vivía en el 2ºC, el piso en el que actualmente vive Doña Fina (Petra Martínez). E incluso el pobre Enrique fue secuestrado durante cuatro meses por el propio Germán Palomares.

Desde entonces nada más hemos vuelto a saber de él. Incluso los vecinos llegaron a pensar que había muerto y acudieron a su funeral. Pero todo hizo indicar que se trataba de un amante y no del propio Germán.

Ha sido en la duodécima temporada cuando Alberto Caballero y los guionistas de la serie han decidido retomar esta trama avanzando algunas pistas. Así, en el capítulo 5 de la temporada 12 que emitió Telecinco el pasado 9 de diciembre se descubría que Fina (Petra Martínez) era hermana de Germán Palomares, el moroso durante una charla con Menchu (Loles León).

Algo que ya se podía intuir al ver cómo el personaje de Petra Martínez llevaba el mismo apellido que el del moroso y ver cómo pese a llegar nueva al edificio se conocía al dedillo todo lo que allí había pasado durante años.

¡ATENCIÓN SPOILERS!

Sin embargo, es en la segunda parte de la temporada 12 que ya se puede ver en Amazon Prime Video desde este viernes antes de su llegada a Telecinco, cuándo por fin se pondrá cara al moroso de la comunidad.

En el final de la primera parte, los vecinos se enteran de que el Gobierno va a expropiar el edificio para poder construir la nueva carretera M-60. En los nuevos capítulos, Enrique Pastor se enterará de que en realidad la expropiación es una venganza de su ex-vecino Germán Palomares por haberle robado los 3 millones de euros que le había tocado en la Lotería.

Lo que Doña Fina desconoce es que su hermano ganó un juicio contra la peña con la que compartía el boleto y había conseguido recuperar su premio. Cuando se entera, la mujer decide cambiar de bando y unirse a los vecinos amenazando a su hermano con contar todos sus chanchullos inmobiliarios si no les pagan la indemnización adecuada por la expropiación.

Finalmente, Doña Fina consigue que su hermano reparta los tres millones del premio entre todos los vecinos a razón de 300.000 euros para cada propietario y así poderse comprar otro piso.