La crítica de la semana: Vemos lo que somos

La crítica de la semana: Vemos lo que somos

ANÁLISIS DE AUDIENCIAS | Semana del 21 al 27 de enero de 2019

Somos como somos, imperfectos y siempre dispuestos a señalar al prójimo sin ver nuestras propias vergüenzas. Incapaces de analizar hasta qué punto nos recreamos en las desgracias ajenas mientras censuramos al mensajero que nos sirve la información en bandeja.

La hermana más vapuleada de los medios recibía esta semana un nuevo tsunami de críticas por el caso Julen. Todos los periódicos digitales retransmitieron el rescate al minuto, pero siempre es más fácil y genera más likes el ataque a la pequeña pantalla. Un juicio sumarísimo a través de las redes sociales en el que los absolutos morales de los predicadores de la verdad se cotizaban al alza desde bien entrada la semana. Si bien es verdad que tanto Telecinco como Antena 3 han sobredimensionado el caso y de ello han sacado beneficio económico, su cobertura ha sido correcta en el fondo, a pesar de las formas. Por lo menos, un servidor no ha visto ni la cara del pequeño, ni imágenes escabrosas, ni recreaciones infumables…; y por tener este decoro y sentido común no pretendo santificar a los medios, solo faltaría que lo hiciesen, pero al final todo radica en un rasgo intrínseco al ser humano que nos atañe a todos. Ellos no generan el morbo, solo lo alimentan, el ser humano ya lo lleva incorporado de serie.

Por mucho que se empeñe Albert Rivera en poner a Venezuela en el centro de nuestras preocupaciones, en España no se hablaba estos días de otra que de la búsqueda de Julen. Todos en algún momento de nuestra cotidianidad, en el bar, en la oficina o en la universidad hemos compartido pesares y cavilaciones sobre el caso. Los datos siempre son lo más objetivo para analizar situaciones, y los de las audiencias de estos días son muy reveladores de la demanda del público en referencia al rescate. Máximos de temporada para ‘El programa de AR’, para los informativos, para ‘Ya es mediodía’ o para ‘Espejo público’. Y el blanco de todas las críticas, el especial de Ana Rosa Quintana el viernes por la noche arrasando a la competencia con un gran 22,9% de share y más de 11 millones de contactos durante toda su emisión. El dato es claro y refleja una verdad que por incómoda que pueda parecer, es objetiva: el público escogió libremente saciar sus necesidades a través del televisor, de entre las mil ofertas del viernes noche la favorita fue un especial de Telecinco que, sin desvelar nada nuevo sobre el rescate, narraba la última hora del suceso.

 ¿Morbo o información? La respuesta en este caso implica una reflexión como conjunto, como  sociedad, y no como arma arrojadiza contra la televisión. Siempre y cuando la realidad no se manipule, somos lo que vemos a la vez que vemos lo que somos. La televisión es, o debería ser, un reflejo de sus espectadores. Una interacción en paralelo entre sociedad y medio en el que aprendamos de viejos errores de tratamiento informativo y respetamos el casi siempre acertado límite de la ley. Por delicado que sea el asunto, las cosas pueden hacerse bien, o muy bien. Buen ejemplo de ello lo tuvimos el martes en La Sexta con el documental ‘Detrás del muro’, un equilibrio perfecto entre información, denuncia social y televisión. Gonzo, otro de los alumnos de la escuela del gran Wyoming,  daba el salto a la primera línea con un regalo audiovisual extraordinario. A través del testimonio de emigrantes centroamericanos que emprendieron el camino hacia Estados Unidos, consiguió sensibilizar al espectador sobre una realidad que en grandes titulares parece mucho más lejana. El drama, por duro que parezca, a veces es el mejor camino para remover conciencias y revertir situaciones.

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