Benedict Cumberbatch es uno de los mejores actores de la actualidad, y eso es innegable. Le conocimos gracias a la maravillosa 'Sherlock' y, desde entonces, ha brillado en cada proyecto en el que ha participado. Y sí, con nominaciones a los Oscar por el camino. Así que cada proyecto en el que participa siempre merece un visionado o, al menos, una oportunidad para ver cómo se desenvuelve el actor de apellido impronunciable (aunque no tanto como Matthew McConaughey). Recientemente ha llegado a Netflix su nuevo proyecto, 'Eric', con seis episodios que tratan la desaparición de un niño... entre otros muchos temas.
Creada por Abi Morgan, la guionista de la película 'La dama de hierro' (por la que Meryl Streep ganó su, hasta hora, último Oscar), 'Eric' es una serie de intriga, thriller dramático y tintes de denuncia social. Todo ello mezclado en una coctelera demasiado pequeña como para que los ingredientes se mantengan todos dentro. Porque esta historia ya la hemos visto otras veces, y generalmente mejor llevada que en esta ocasión. Eso no quiere decir que 'Eric' sea una mala serie. Ni mucho menos. Nada que tenga a Benedict Cmberbatch entre sus filas puede ser malo. Pero no acaba de encontrar su identidad, su voz propia, y pese a tener ideas interesantes, se va perdiendo por el camino.
'Eric' tiene seis episodios, de cerca de cuarenta minutos cada uno. En su reparto encontramos también a Gaby Hoffman, Mckinley Belcher III o Dan Fogler, que os sonará de la saga 'Animales Fantásticos y dónde encontrarlos'. Sobre todos ellos, destaca Belcher III, que interpreta al detective Ledroit, el personaje más interesante de la serie, pero de lejos. Aun así, con sus más y sus menos, 'Eric' funciona casi todo el tiempo.
¿De qué va 'Eric'?
Nueva York, años 80. Narra la búsqueda desesperada que emprende un padre cuando Edgar, su hijo de nueve años, desaparece por la mañana de camino al colegio. A Vincent, uno de los marionetistas más destacados de Nueva York y creador de una popular serie televisiva infantil, le resulta insoportable lidiar con la pérdida de Edgar, se odia a sí mismo y se culpa de la desaparición. En ese estado, se aferra a los dibujos que hacía su hijo de un monstruo azul, una marioneta llamada Eric, convencido de que si logra que Eric salga por la tele, Edgar volverá a casa.
Una mezcla de géneros no siempre acertada
Ya desde el tráiler que compartió Netflix cuando anunció la fecha de estreno de 'Eric' podíamos ver por dónde iban a ir los tiros. ¿Usar una versión algo dark del clásico de ABBA 'S.O.S.' para una historia sobre la desaparición de un niño? Hay veces que hay que saber cuándo parar. Y esta elección no solo no es muy acertada, sino que además no es nada casual. 'Eric' trata de jugar a la mezcla de diferentes géneros: thriller policiaco, historia de desapariciones, drama familiar e incluso comedia. No siempre tiene que salir mal, pero el problema de la serie de Netflix es la falta de equilibrio.
El padre al que interpreta Cumberbatch, Vincent, es mal padre. Sí, quiere a su hijo, pero no sabe cómo conectar con él la gran parte del tiempo. Tiene problemas con el alcohol, con la percepción de la realidad, y tiene un ego más grande que el de Elon Musk. Poco a poco, según avanza la historia, vamos viendo sus lados más oscuros y abusivos. Todo explota en un capítulo final caótico, catártico y que nos deja con un sabor de boca agridulce.
Hace poco ya hemos visto historias similares, que juegan con ese realismo mágico y sobrenatural de una forma mucho más convincente. Ahí tenemos el ejemplo de 'The Black Phone', película de Scott Derrickson. Con una premisa pequeña y similar, acaba creando una atmósfera atosigante pero muy real. O incluso en 'El Castor', dirigida por Jodie Foster, ya vimos a un padre perdiendo la cabeza, creyendo que sus marionetas son reales. En ambos ejemplos, las historias trataban de centrarse en un tema, y de ahí desarrollar. El problema de 'Eric' es que es demasiado ambiciosa, quiere abarcar demasiado, pero no tiene el tiempo suficiente para hacerlo. Abuso de niños, alcoholismo, disociación de la realidad, racismo en la policía, relaciones padre e hijo... Todo tiene su propia subtrama, y acaban ahogándose entre ellas, al no centrar la trama.
Benedict Cumberbatch, por supuesto, está magistral. Aunque en algún momento roce la sobreactuación (algo que suele ser su marca en varios de sus proyectos). Pero el que destaca por encima de todo, y al que nos gustaría volver a ver, es Mckinley Belcher III como el detective Ledroit. Se convierte en el personaje más interesante y en la trama que más tiene que decir. Pero también cae en los estereotipos, sobre todo porque no tiene el tiempo necesario para brillar lo suficiente. Así que 'Eric' es una buena serie, por supuesto, pero a veces da la impresión de estar a medio cocer. Haber querido abarcar demasiado sin centrarse en nada en concreto. Toca muchos temas, pero casi todos acaban diluidos entre capas y capas de subtexto, por lo que no acaban de emerger como nos gustaría.
Pese a ello, 'Eric' es una serie que se ve de forma ágil, y que es perfecta para un maratón de fin de semana. El problema es que, según la ves, no dejas de lamentarte, pensando en lo que podría haber sido y no llegó a ser. Porque es muy interesante el dilema que plantea: todos los personajes ocultan algo y tienen que aprender a expresarlo de una u otra forma. Las adicciones de Vincent, la relación adúltera y las mentiras de Cassie (Gabby Hoffman) o la identidad sexual de Ledroit. Nueva York es el titiritero que maneja los hilos, y los personajes bailan a su son, aunque a veces se salgan del papel... y ahí es donde la serie brilla.
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