Javier Cercas está de enhorabuena. Porque Movistar Plus+ le ha dado las adaptaciones de dos de sus novelas más reconocidas. Por un lado tenemos la reciente 'Anatomía de un instante', que os habla sobre lo ocurrido durante el 23-F en nuestro país. Uno de esos hitos históricos que cambió para siempre nuestra democracia. Por otro lado, nos ha llegado 'Terra Alta' este 4 de diciembre. Esta novela, ganadora del Premio Planeta en 2019, es un thriller dramático sobre la redención y cómo los traumas pasados moldean nuestro presente, mucho más de lo que nos gustaría.
Adaptada por Eligio R. Montero, los seis episodios de cerca de 50 minutos de duración cada uno, nos cuentan una historia completa sobre su protagonista, el Mosso de Esquadra Melchor. En 'Terra Alta' le da vida un Miguel Bernardeau muy entregado a la causa, y que busca que el espectador conecte y empatice con él en todo momento. Incluso cuando toma decisiones bastante cuestionables. "Nuestro Melchor un poco más empático que el de la novela", comentó el actor en una entrevista para Levante. "En el libro, Melchor casi no habla y en los primeros guiones era así, pero es que entonces la gente no iba a empatizar con él".
Y es verdad que Bernardeau se esfuerza en parecer lo más humano y cercano posible. Aunque es difícil, porque el guión está repleto de pequeñas trampas y clichés que lo hacen más difícil. Sobre todo porque su Melchor es un personaje que cae mal. No al principio, pero sí según va avanzando la trama. Bastante hermético y cabezota, Bernardeau busca encontrar un equilibrio que no siempre encuentra. Pero, cuando lo hace, saca oro. Mucho ha llovido desde que viéramos al joven intérprete en 'Élite', o incluso en 'La última'. En 'Terra Alta' ha dado un paso hacia delante, aunque le pasa como a muchos otros actores. No por poner mirada intensa y apretar la mandíbula construyes mejor un personaje. Pero, insistimos, aquí no es toda la culpa del actor.
El guión tiene buenos momentos, pero da demasiados giros sobre sí mismo. Una de las grandes revelaciones de la historia se ve venir desde el capítulo 2, y eso resta bastante impacto a los dos episodios finales. Además, la mezcla continua de flashbacks, un poco liosa al comienzo, rompe bastante el ritmo de la trama. Sobre todo en la primera mitad de la serie. Si se hubieran reducido, no habría afectado demasiado a la historia, y habría quedado una serie más concisa pero más fuerte. Pese a ello, toda la investigación se sigue con interés, y las diferentes pistas se van uniendo de una forma bastante convincente.
Eso sí, en el terreno interpretativo, hay sus más y sus menos. Ya hemos hablado de Miguel Bernardeau que, pese a haber dado un enorme salto de calidad, le acaba de faltar algo para empatizar y conectar mejor con el espectador. Algo que sí hace Iván Massagué. Sus últimos papeles están demostrando que es uno de los mejores secundarios actuales, ya que su presencia siempre eleva cualquier proyecto en el que esté. Marta Etura tampoco tiene demasiado tiempo para brillar, al igual que Francesc Orella, el mítico Merlí, que con poco tiempo en pantalla, da una clase magistral de interpretación. La que sale peor parada es Goya Toledo, ya no solo por su personaje, plano y sin sal, sino por cómo está dirigida.
Se han empeñado en neutralizar por completo su acento (la actriz es de Lanzarote), y eso le arrebata cualquier tipo de personalidad a su interpretación, que acaba siendo robótica, y demasiado evidente que muchas de sus partes han tenido que ser redobladas en postproducción. Aunque tiene una de las mejores frases de la serie, y que resume a la perfección lo que quiere contar 'Terra Alta': "nuestro trabajo no es encontrar la verdad, es demostrarla".

La historia nos presenta a Melchor, y su investigación de un triple asesinato que tendrá consecuencias devastadoras para su vida. No solo en su presente, sino por conexiones con un pasado traumático y que le ha convertido en la persona que vemos: un Mosso cerrado en sí mismo, rudo, y que no obedece a las normas como debería.
La dirección de Eduard Cortés es algo torpe a veces, pero tiene buen pulso en las peleas. Eso sí, se vuelve demasiado lírico en las escenas dramáticas. Se pasa de rosca y al final eso hace que uno desconecte de la emoción del momento. Pero el ritmo no decae mucho y se mantiene el interés hasta el final. Además, el rodaje en exteriores de Barcelona, Sant Just Desvern, Sant Esteve Sesrovires, Sant Cugat del Vallès, Gandesa, Corbera d'Ebre y Tenerife le dan un punto extra a 'Terra Alta'.
Y, pese a que en esa zona de Catalunya, todo se hable en catalán, se ha optado por hacer una serie 100% en castellano. "En la Terra Alta no se habla un poquito catalán. Se habla cien por cien en catalán. El término medio en un sitio así es muy complicado, ya que cualquier intento de hacer un mix entre el catalán y el castellano le quitaría verdad a la situación", señaló Cortés en una entrevista para Levante. "Aquí se ha optado por el castellano como un idioma que, de alguna manera, la hace más global y menos local".
De qué va 'Terra Alta'
La Terra Alta es un lugar de salvaje belleza, donde aún sangran las cicatrices de la Guerra Civil. Un territorio tranquilo hasta que el cruel asesinato de Francisco y Rosa Adell, patriarcas de la familia más rica y poderosa del lugar, conmociona a todos. Este suceso hace que Melchor Marín, uno de los agentes a cargo de la investigación, reviva su oscuro, complejo y olvidado pasado.
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