Jorge Javier muestra la peor cara en ‘Secret Story’ ante su mínimo histórico: la audiencia es soberana

Una repelente e inapetente final de ‘Secret Story’ con Luca como ganador que Jorge Javier Vázquez terminó de deslucir por lo que ocurrió con Lucía Pariente.

Vamos a ser claros: ‘Secret Story‘ ha sido un auténtico fiasco por mucho que Jorge Javier Vázquez presumiera de liderazgo. Tal vez pase a la terna de realities que merecen ser borrados de la memoria como si nunca hubieran existido. La sorpresa mayúscula es que en Telecinco se vuelva a apostar por él en enero con una versión de anónimos. Sin pretender ser oráculos ni profetas de la verdad ni excesivamente agoreros, el batacazo que se pueden pegar promete ser épico. No parten de una buena base precisamente. Y el dato de la final -un maltrecho 15,6% de share- es para encender como poco un farolillo rojo y reconsiderar si la decisión tomada es un absoluto dislate.

En otras palabras, viene a ser su mínimo histórico en jueves. La expectación y el interés por conocer el nombre del ganador se esfumaron; así como la solemnidad y el júbilo que deben reinar como parte de los ingredientes necesarios para que el colofón sea redondo. Lo que imperó en cambio fue aquello que nos ha ido espantando en todos estos meses y que tanto ha repelido al espectador: desmedida tensión, tramas forzadas y poco digeribles, reproches por doquier, graves acusaciones y la sombra del favoritismo pesando como la espada de Damocles sobre este fallido programa.

Con todo, es imposible no retrotraerse al 2017, el año en el que se emitió el maldito ‘GH Revolution’ que tantos quebraderos de cabeza ha dado a Telecinco. ‘La casa de los secretos’ evoca exactamente a ello, parece su spin-off. A corto plazo, por sus exiguas audiencias y, a largo plazo, por lo que aquello ha supuesto para la marca del formato de telerrealidad por antonomasia de la televisión. Que es nada menos que su desaparición forzosa sine die y sin fecha de retorno. Todo esto lo deben tener clavado en la cadena como si de un puñal de tratara.

Que hayan pasado sin pena ni gloria y que la recta final haya cosechado mínimos tiene que ser verdaderamente alarmante. No solo han fracasado en su trabajo de despertar la atención del público y seducirle. Lo han hecho tan sumamente mal, que han conseguido algo difícil en un reality: que la gente vaya abandonando sistemáticamente semana tras semana un barco que hacía aguas por todas partes y que estaba condenado a naufragar como finalmente ha sucedido. Una realidad con dos lecturas: hay que reinventarse y no se puede ofrecer cualquier birria a la audiencia. El hastío es profundo.

Una final que terminó coronando a Luca Onestini como ganador de la primera edición «celebrity» de ‘Secret Story’, pero que se vio absolutamente empañada y denostada por un Jorge Javier siendo Jorge Javier. Se han sembrado muchas dudas sobre el programa y su honesta praxis. El señalamiento por «tongo» ha sido sonado y recurrente y el clamor contra un supuesto «favoritismo» de parte de la organización hacia Cristina Porta, también. Una muy mala fama que, para su discreto seguimiento, se ha viralizado de tal manera que ha sido motivo evidente de preocupación.

Las quejas por las presuntas trampas han sido uno de los ejes centrales y Lucia Pariente agitó ese fantasma solo unos minutos antes de resolverse el veredicto del público. La madre de Alba Carrillo destapó algo que terminó por colmar el vaso de la ira y la rabia contenida durante semanas. Y Jorge se dirigió a ella desmintiéndole y descalificándole. Pero no se achantó y «bravucón» le llamó. Y, claro, eso fue el culmen de lo que se iba a desencadenar. Vázquez exhibió su peor cara al ver que su actitud dictatorial, agresiva, desafiante y deleznable no funcionaba y no lograba doblegar a una Lucía imbatible e insumisa que se negaba a ser expulsada.

Un circo de gladiadores, abominable donde los haya, en el que se impuso la mala educación, la intolerancia, la beligerancia, el narcisismo, la prepotencia, la altivez y el fanatismo manifiesto por el yoismo de un presentador que no ejerció de presentador, sino de pandillero de los más bajos fondos. Afortunadamente, podrá rehabilitarse en los próximos meses con un buen periodo de descanso. Su ausencia en el nuevo ‘Secret Story’ que comenzará en enero es un regalo anticipado caído del cielo y el principio de lo que con mucho atino le advirtió Paz Padilla: torres más altas han caído y todo lo que sube acaba bajando.

Hace unas semanas, en una entrevista en el ‘Deluxe’, Massiel fue capaz de llamar «maltratador» a Jorge Javier Vázquez y, ahora, es Pariente quien pide a las altas esferas de Mediaset que le sienten en el banquillo. A tenor del siguiente vídeo que muestra todo lo sucedido, juzguen ustedes.

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