BELÉN MIRALLES MONZÓ | @bemimon
La tercera edición de "¿Quién quiere casarse con mi hijo?" ha regresado con fuerza. La nuevos tróspidos reúnen, semana tras semana, a millón y medio de espectadores, alcanzando alrededor de un 10% de share. Algo más que aceptable teniendo en cuenta que el público sabe cuál va a ser el desenlace del programa: unos noviazgos tan cortos como la inteligencia de la mayoría de los concursantes. Sin duda, Cuatro ha encontrado en este formato una pequeña mina de oro, un programa que consigue fidelizar a un público joven con ganas de diversión.
Un formato atractivo para el público joven
Seguramente, si estuviésemos viendo un programa de asesinatos y al final del programa no se resolviese el crimen nos sentiríamos engañados. Pero en este formato ocurre todo lo contrario. Todos sabemos desde el minuto uno que el 'gay que va de moderno' va a terminar quedándose con su madre. Pero aun así no nos importa. El programa nace para que los concursantes busquen el amor, pero lo único que buscan es llenarse los bolsillos haciendo bolos. Entonces, ¿por qué no nos defrauda? ¿Por qué nos sigue gustando el programa a pesar de no cumplir con su misión? ¿Cuáles son las claves del éxito de éste formato?
Una serie de ficción más que un 'dating show'
Lo primero de todo, nos deberíamos plantear si es correcto llamar este programa "dating show". No importa si al final los tróspidos se casan y tienen más hijos tróspidos, lo que importa es si hacen suficiente ridículo cómo para hacernos reír. Hay que entender el programa cómo una serie de ficción en la que un maravilloso equipo de edición se encarga de dar coherencia y humor a los personajes. El programa destaca por su cuidado montaje, sonorización y selección musical, que han consolidado una nueva manera de hacer televisión.
También hay que resaltar su buen cásting. Edición tras edición el equipo de Cuatro Cabezas ha dado en el clavo. Aunque hay que admitir que en el sucedáneo tróspido veraniego 'Un príncipe para Corina' la princesa les salió "rana", porque la chica tenía menos gracia que un Pablo Motos sin guión en mano. Pero aun así supieron resolverlo bien dándole más protagonismo a su excéntrico amigo gay.
No hay duda de que la productora tenía muy claro qué perfiles quería para su tercera edición: el 'hipster-moderno gay' que no sabe hacerse ni un huevo frito, el 'paleto de pueblo' con su correspondiente madre paleta, el 'pijo repelente' que hace que todos nos preguntemos qué hace en el programa si tiene tanto dinero, el aspirante a Rafa Mora y el 'friki-nerd' al que se le pasa el arroz. Si nos fijamos bien, los perfiles son casi idénticos a los de su edición anterior. Lo que sí que ha debido cambiar de un año para otro es el presupuesto en maquillaje, a juzgar por el tono exageradamente claro de las ojeras de la presentadora, que la hace parecer cada miércoles recién llegada de un estupendo fin de semana de esquí en Sierra Nevada.
¿Y qué decir de los pretendientes? Sólo hay que preguntarse qué tipo de chica podría ir a un programa de televisión a encontrar a su prometido y tendremos la respuesta. Este año hay pretendientes de lo más dispares: una extranjera muy sexy que miente sobre su edad, una 'choni discotequera' que cree que Ibiza es es la capital de Argentina, una cabaretera transexual llamada "Pupi Poisson" y hasta una embarazada. Pero sobretodo, lo que nunca falla en la mayoría de los pretendientes son las ganas de hacerse un hueco en la pequeña pantalla y vivir del cuento.
Los tróspidos revolucionan Twitter
Por último, hay que destacar la verdadera clave de éxito de este formato: su buena acogida en las redes sociales. El programa consigue cada miércoles llegar a los primero puestos de las listas de 'trending topic'. Twitter se convierte en un foro de comedia dónde todo vale. De hecho, hay quienes afirman que es incluso mejor leer los comentarios de Twitter que ver el propio programa. Por eso es clave ver el programa en directo, ya que en diferido te pierdes parte de la fiesta.
Además, los concursantes tienen su propia cuenta personal en la citada red social: suben fotos, nos hacen partícipes de su vida, comentan el programa y twittean al mismo tiempo que se emite. Esto supone una verdadera ventaja para el programa, ya que el público interactúa con los protagonistas y se puede sentir dentro de la historia. Nos atreveríamos a decir que este programa está consolidando una nueva manera de hacer entretenimiento en televisión.
Lo que no se puede negar es que si el programa no tuviese un buen contenido, no habría alcanzado el éxito que tiene. Así que solamente nos queda felicitar al equipo y desearles a todos los concursantes mucha suerte en su búsqueda, ya bien sea en el amor o en la fama.
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