Por Jesús Carmona.
El porqué de las cosas catódicas.
En estos días de resaca navideña y de propósitos caducos y otros recién desembalados, veo con una frecuencia pasmosa al Padre Ángel en televisión. Tiene un aura siempre bien nimbada que me relaja y me hace sonreír y arrullarme en la bondad. Se trata de esas personas mayores que entrevistaría sin descanso, y nunca aprehendería ni aprendería suficiente de su sapiencia. Me gusta la labor que desempeña el Padre Ángel, en su mundo hay miseria, desgarro, fango, superación, pero nunca, jamás olvida la felicidad que regala en gestos, miradas y abrazos preñados de esperanza y posibles. Querría saber qué siente en cada acto de entrega. Y adoraría decirle que me gusta perderme en el desierto de lo bueno que te arranca la mugre. La solidaridad debe generar un placer casi orgásmico y adictivo.
Ese concepto me une mucho a Paolo Vasile, el capo de Mediaset. El caso es que Vasile tiene mucho del Padre, los engasta la misma materia: su placer por el recogimiento altruista. Paolo tiene su propio Cáritas televisivo: 'Gran Hermano', pero VIP. Ahí confluyen almas sin defensa y en alquiler, historias miserables, desamparos laborales, súplicas en nómina, yonquis de focos y desquiciados de gloria y aplausos. Y Vasile, ay de él. Tiene su salvación en un botón. Y lo hace desde el corazón.
Atisbo a una Irma Soriano embutida en su abrigo de postín, un cuello y una mirada altiva, la adoro, ojo, pero no puede desvestirse de su rigor profesional y esbozo una sonrisa de tristeza al verla otear el despacho del Súper como si estuviera en el de Jesús Hermida. Desbarra sobre su buena suerte laboral y su profunda carrera profesional con la misma pasión que lo hace por haber desembarcado en Gran Hermano VIP. Y eso me provoca una empatía imperecedera. Asegura que adora el formato por aquello de la condición humana y se muestra una privilegiada de la vida. En cambio, conozco un detalle que la desdice y la pone en un brete. Llamó a una puerta en busca de un trabajo de su rama, lleva tiempo batallando por colaborar en AR o 'Qué tiempo tan feliz'. No obstante, se le propuso GH VIP como premio de consolación y puerta semi abierta al ya se verá.
Pero, claro, si no hubiera entrado no treparía yo de júbilo por el encuentro entre ella y Aless Gibaja. Fue súper cool, como diría el chaval. Os adelanto una impresión: habrá controversia entre Gibaja, sus bebés y Marco Ferri. Ahí lo escribo. Por cierto, menuda obsesión de Vasile por lo italiano. Enfermedad rayana en lo absurdo. Alejandro Abad es un fracaso musical que se revuelca en un pasado naftalino y desdibujado por los años. Besa los pies, olientes, de quien le permite a sabiendas tocar una canción a guitarra. ¿La prueba? No olfatea Abad una estafa a kilómetros. Asume balancearse en una carrera profesional ficticia mirando a cámara con la misma convicción que vomitaba sobre una desahuciados ex triunfitos. Claro que siempre nos quedará el 'ya lo sabía'.
Ay. Ojo al bienquedismo y a la química entre Toño Sanchís y Daniela Blume. Se escribirán ríos de tinta. Cerrarán filas cuatreras. Que tiemble Olvido Hormigos. Bueno, ella y la tonta útil que estimo del percal, Alyson Eckmann. Una atribulada pitiminí que flota por la tele con la misma huella que la sensatez y el criterio. Ninguno, vaya. Toño está lengüeteando sus últimos gallitos de macho alfa y ser límpido. Quizás Aless Gibaja le dé consejos sabios para vivir con menos asfixia ególatra. A Emma Ozores no la entiendo ni la creo, es el rostro -ayudándola- de la sequía de esperanza. Llovida de un clan de artistas, y consagrada por años de sudor y madrugones, no alcanzo a comprender su inesperado cobijo. Claro que también bailó y patinó, lo mismo la pone salirse de los márgenes para los que fue educada.
Alonso Caparrós es otro cantar, lo ahogó en la ignominia la llamada de su banco solicitándole prestancia económica. De los demás ni retengo ni pretendo rellenar mi espacio de conocimiento con nombres que darán pan para hoy y hambre para mañana. Que Dios opere. Pero VIP. PD: Memorable la imagen de Toño Sanchís, raudo, colocándose al lado de un supuesto artista musical canario que destella en Miami. Riámonos: Jajajajajaja.Y por si fuera poco, Paolo ha conseguido lo imposible: Terelu Campos en la casa de Guadalix de la Sierra. La diva de las porras abandonará durante una semana los platós de Telecinco para ser la chef de la casa después de demostrar su habilidad en los fogones en 'Las Campos'.
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