Entrevistamos a Juan Moya y Andrea Olivas, el director y la productora de la serie documental de HBO Max 'Arny, historia de una infamia', que se estrena con ánimo de hacer "justicia social"
27 años después, el Caso Arny vuelve a televisión con el estreno este viernes, 20 de enero de la serie documental 'Arny, historia de una infamia' en HBO Max. Y lo hace en esta ocasión, con un objetivo periodístico muy diferente: el querer explicar realmente lo que sucedió, sin morbo y bulos.
Una infamia que comenzó a principios de 1996, cuando saltó la noticia de que la policía estaba llevando a cabo una investigación acerca de una trama de corrupción de menores en un pub de Sevilla, el Arny. Un polémico caso que además tenía todos los elementos para convertirse en el nuevo juguete de unos programas de televisión que, en los 90, jugaban a ser detectives, tras el mediático Caso Alcàsser, entre otros.
El resultado no pudo ser otro que una despiadada caza de brujas contra unos acusados que tuvieron, para más inri, la mala fortuna de ser famosos y homosexuales: la diana se puso en Jesús Vázquez, Jorge Cadaval o Javier Gurruchaga. Hombres gays investigados públicamente en una sociedad que apenas estaba educada en valores de igualdad. Sin duda, un cóctel molotov cocinado a fuego lento en los juzgados y en televisión. Ahora, Juan Moya dirige 'Arny, historia de una infamia', un documental de HBO Max producido por Andrea Olivas (Cuarzo Producciones), con quienes El Televisero ha tenido oportunidad de hablar.
A lo largo de todo el documental, se va hablando de nuevos implicados en el caso, pero al contrario que Jesús Vázquez, no dan su testimonio. ¿Fue una tarea prioritaria contar con ellos? ¿Con quién contactásteis y con quién no? ¿Por qué no han querido participar?
JUAN MOYA y ANDREA OLIVAS: Sí, efectivamente, fue una de las cosas más importantes. Evidentemente, si no tienes los testimonios, como los programas de entrevistas, mal asunto. Entonces, fue lo primero que nos pusimos en marcha, a intentar captar a todos los que tuvieran algo que ver con el asunto, hubieran tenido algo que ver con el asunto. Y contactamos, prácticamente, a todos los que estaban a nuestro alcance. Los que no aparecen es porque no han querido estar y estos han sido numerosos: la jueza, el Fiscal Flores, nadie por parte de la policía nadie, algunos periodistas...
Por el contrario, afortunadamente, sí que hemos tenido el relato de dos de los protagonistas de esta historia, que son Jesús Vázquez por un lado, y Carlos Saldaña, por otro. Es decir, llevamos las dos caras de la historia. Entonces, Jesús Vázquez da una entrevista extensa, muy generosa, muy honesta, en la que se ha abierto sin ambages y nos ha transmitido a todos el alcance de esta infamia, de esta tragedia que les paso a todos estos protagonistas.
Y por otra parte, Carlos Saldaña, que nos da ese lado oscuro, esa otra cara. Además, él llevaba sin dar entrevistas desde 25 años y ha sido testimonio que era necesario, y afortunadamente, lo hemos conseguido. Y luego, Ventura Rico, el hijo del juez Rico Lara, que es un testimonio estremecedor, porque transmite por los poros todo el sufrimiento que pasó esa familia. El juez juzgado, el juez de menores juzgado por abuso de menores, era como demasiado difícil de creer, y efectivamente, era falso. Ese hombre jamás estuvo allí.
En su negativa a participar, ¿directamente no os contestan u os dan algún tipo de justificación?
JUAN: Con la policía hubo diferentes intentos, con diferentes portavoces y hubo un amago de que iban a aceptar, pero finalmente no. Bueno, la policía de ahora tiene un papel muy difícil, sinceramente, para intentar justificar la actuación policial de hace 25 años. En concreto, porque no fue la policía, al final, fueron unos personajes que estaban ahí dentro, y que, al parecer, según el testimonio de Carlos Saldaña, fueron los que iniciaron todo esto. Bueno, sí que se habla de que hay como facciones mafiosas y que estaban en juego las licencias de tragaperras, que en aquel momento era un negocio tremendo, y evidentemente, por ahí saltaría esto.
ANDREA: En general, se han declinado por cuestiones de agenda o porque no es el momento en el que ellos consideran que tienen que hablar. O, incluso, en otros casos, como el de Jorge Cadaval o de Gurruchaga, que no estaban preparados para recordar absolutamente todo. Este caso ha hecho muchísimo daño; a todos los que acusaron lo pasaron muy mal y no todo el mundo ha tenido la fuerza y el valor que ha tenido Jesús Vázquez, de dar la cara. Es totalmente comprensible y cada uno lo expresa de una forma y es totalmente respetable, tanto los que han dicho que sí, como los que han dicho que no.
En un momento dado del documental, Jesús Vázquez dice que que incluso hoy volvería a pasar, ¿creéis que hay diferencias entre la tele de aquel entonces y la de hoy?
ANDREA: Sí que hay diferencias y algo sí que hemos aprendido. Obviamente, los periodistas tenemos que estar en continua reflexión de lo que hacemos y lo que no hacemos, pero la televisión que existía hace casi 30 años es muy diferente a la de ahora y hay muchos fallos que se cometieron que ahora no se cometerían. Obviamente, estamos convencidísimos que seguimos todos cometiendo errores, pero bueno, creo que lo que ocurría hace 30 años no ocurre ahora.
JUAN: Por ejemplo, este caso fue pionero, a la hora de pixelar y ocultar el rostro de los menores. Hubo un antes y un después en bastantes cosas con este caso, porque nunca se había hecho un juicio de esta manera, con tantos testigos protegidos, que tuvieron que ser protegidos con mamparas a la hora del juicio y durante todo el proceso de sumario, también se protegió su identidad, y se les puso un número… En fin, hubo bastantes cosas que fueron novedosas en este juicio y este caso era nuevo para la sociedad.
ANDREA: Es que hay que situarse, porque este caso ocurre en el año 95 y ahora mismo estamos casi en el año 2025, es decir, 30 años después. La sociedad y el contexto cultural, y todo lo que se vivía en esta España, es muy diferente al que se vive ahora.
Al igual que lo sucedido en Alcàsser puso en la palestra la llamada telebasura, ¿cuál es el punto de inflexión que hubo con el Caso Arny?
JUAN: Hacer un juicio paralelo, o sea, intentar enarbolar el rol de la justicia en un plató de televisión tiene muchos riesgos y aquí se cometieron todo tipo de excesos. Entonces, en ese sentido, aunque a raíz del juicio sí que hubo medios y periodistas que dijeron que no iban a seguir tratando el tema de esa manera, sí que durante una instrucción que fue muy larga, se colaron en platós de televisión, con testimonios que además no estaban contrastados, en los que no había ningún rigor. Además, los testimonios se daban por hecho, se contaban unas historias turbulentas que luego han resultado ser todas falsas y también hemos sabido que muchos testimonios habían sido pagados por los que instigaron este caso para crear confusión…
ANDREA: De todas formas, no hay que poner solo el foco en los medios de comunicación, o sea, realmente el punto de inflexión del Caso Arny lo podemos poner en muchas partes: en la parte judicial, en la parte policial, incluso en la parte de la sociedad, porque en el año 95 la homosexualidad no estaba aceptada en España. Y eso también hacía que todo el mundo señalara a los homosexuales como personas depravadas, algo que, afortunadamente, ahora sí creo que hemos mejorado mucho como sociedad, pero la caza de brujas que se realizó en el Caso Arny hacia el homosexual es también digno de reflexión.
Fue un juicio contra la homosexualidad...
JUAN: Sí, el abogado Joaquim Bosch decía esto, que, paradójicamente, los pocos que se confesaron homosexuales fueron hallados culpables. De cualquier modo, fue un caso que se desinfló y se demostró que no había nada ahí, que había sido un caso construido artificialmente.
¿Cuál es el valor de este documental? ¿cuál es vuestro objetivo con él?
ANDREA: El valor del documental y el objetivo, prácticamente, es el mismo. Nos empezamos a plantear el hacer este documental, una vez habían pasado los 25 años del caso y se volvía a hablar bastante en prensa del mismo. Y entonces, nos dimos cuenta de que había muchísima gente que seguía pensando que todos los acusados eran culpables.
De forma que te das cuenta de que no se está haciendo ningún tipo de justicia social, sino que se han quedado solo con parte de la historia y nadie se ha quedado con esa sentencia que absuelven a 33 de los 49 acusados. Entonces, a partir de ahí, nos planteamos el hacer este documental para poder escuchar todas las voces que quisieran hablar, recoger todos los datos y poder exponerlos para que el espectador llegase a sus propias conclusiones, pudiendo saber lo que realmente paso en Arny, la historia de una infamia.
Al final, ¿quiénes fueron los condenados y quién estaba detrás de todo esto? ¿Qué se quiso conseguir con ello?
JUAN: Nosotros podemos hablar por la sentencia y lo que demostró es que realmente allí no había o prácticamente no había habido nada. Se les colaría algún menor, pero no era aquello de lo que se habló, de un sitió de menores donde se rifaban niños y se hacían bingos con ellos. Todo eso no existió. Y lo que al parecer hubo de fondo, y lo que generó todo esto, fue la primera denuncia que se interpuso, que se hizo a los dos meses de haber abierto el Arny, un poco sospechoso, ¿no?
Además, luego se tiraron 9 meses de vigilancia policial y no vieron a ningún menor entrando, ni vieron nada sospechoso. En fin, esto apunta a que hubo una especie de ajuste de cuentas con Saldaña, que creció como una bola de nieve. Es decir, a ese tipo de venganza se fue apuntando gente y maneras de utilizar este caso a favor de unos o de otros.
ANDREA: Y más allá de ceñirnos a la sentencia, lo que tenemos que intentar con el documental no es decir a la gente que es lo que pasó o que no pasó. Nuestro trabajo como periodistas es exponer absolutamente todo lo que pasó, para que sea el propio espectador el que llegue a sus propias conclusiones, y a sus propias reflexiones.
JUAN: Ese era el motivo para hacer este documental, arrojar luz sobre este caso. Se estuvo 2 años en las portadas de los periódicos y en las televisiones y, cuando finalmente salió la sentencia, fue muy breve, apenas se habló de ello. Eso es de lo que se quejaban Gurruchaga y otros muchos. El capítulo tercero se titula 'Sin perdón', porque realmente nadie pidió perdón a toda esta gente que se vio afectada de esta manera tan tremenda.
¿Por qué hubo en los 90 esa tendencia a crear bulos que luego se difundían en los medios?
JUAN: Éramos un poco vírgenes en aquel momento y casos como estos sirvieron para que la sociedad tomara un poco de contacto con estas historias. Eran las primeras veces que nos abríamos a todo ese tipo de sucesos grandes, pero, realmente, a día de hoy ocurren varios Arnys a lo largo del año y ya no se les da esa publicidad. El problema es que cuando se viraliza algo de este tipo, al cabo de los años alguien busca en Google sigue saliendo un vídeo.
ANDREA: Exacto. Te sale la lista de famosos acusados, en lugar de la lista de famosos absueltos, por ejemplo. Pero bueno, yo creo que es el contexto que se vivía en los años 90, además, el principio de los años 90, y que en ese sentido pues ahora hemos evolucionado mucho, y hemos aprendido. Igual que dentro de 30 años diremos que hemos aprendido de la época de ahora.
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