Poner en marcha una serie diaria es una tarea complicada. Te juegas a una carta enganchar al público desde el minuto uno y amortizar la inversión de los próximos capítulos. Por esto, La 1 de TVE decidía echar toda la carne del asador y estrenar ‘Servir y proteger’ en el horario más importante tras el prime time: la sobremesa.
En un movimiento sorprendente para sus competidores, la cadena pública lanzaba la nueva ficción de Plano a Plano tras 'El tiempo', retrasando el horario de ‘Acacias’, la revelación de las tardes de La 1 junto a ‘Aquí la tierra’. Se recuperaba así la estrategia del ‘sandwich’ que durante tantos años funcionó en TVE entre ‘Amar en tiempos revueltos’ y la telenovela latina de turno.
Una decisión atrevida, aunque quizás acertada. ‘Servir y proteger’ tiene los ingredientes para enganchar a los espectadores de La 1. Su punto de partida es impactante, aunque el ritmo es irregular a lo largo de este primer capítulo. La presentación de las tramas se aleja del convencionalismo imperante en los seriales de sobremesa.
En ‘Servir y proteger’ no hay un amor romántico separado por una mala madre y/o suegra. Ni ricos ni pobres. La nueva ficción abre el abanico de géneros para captar a un nuevo público masculino, que principalmente no elige las ofertas de ‘Amar es para siempre’ o ‘Sálvame limón’.
La serie cuenta con un valor extra. Tras años encadenando series de época, La 1 ha decidido “volver al presente” para recrear dramas y conflictos cotidianos. Un reflejo de la sociedad actual que puede encontrar la empatía de la audiencia. Dramas reales, con un elenco impecable encabezado por Luisa Martín y una prometedora Andrea del Río. Una comisaría, un bar y un accidente sin resolver… ‘Servir y proteger’ ha dado en las claves para calar entre el público español. Historias de barrio para recuperar audiencia.
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