Cuando está a punto de cumplir 70 años, Eurovisión vive la mayor crisis de su historia después de que la semana pasada se ratificara a Israel como participante de Eurovisión 2026 a pesar del genocidio que se está cometiendo en Gaza y de que la KAN se haya saltado las normas en las últimas ediciones. Tras las bajas de cinco países, entre ellos España, ahora es Nemo, el ganador de la edición de 2024 el que ha cargado contra la hipocresía de la UER.
Así, Nemo ha publicado un post en sus redes sociales en el que anuncia que ha decidido devolver el premio que ganó en la edición de 2024 tras no compartir los valores que está defendiendo la UER con la participación de Israel en pleno genocidio en Gaza.
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De esta manera, el ganador de Eurovisión 2024 ha tomado una decisión histórica que se suma al boicot de 12 de los 16 participantes de la preselección de Portugal que han anunciado que no representarán al país luso en Eurovisión en caso de ser los ganadores.
Nemo, el ganador de Eurovisión 2024 se enfrenta a la UER y anuncia que devolverá su galardón
"El año pasado gané Eurovisión y, por ello, recibí el trofeo. Y aunque estoy inmensamente agradecide a la comunidad que rodea a este concurso y por toda la experiencia que me ha aportado esto a nivel personal y artístico, a día de hoy no siento que este trofeo tenga que estar en mi estantería. Eurovisión defiende la unidad, la inclusión y la dignidad para todos. Esos valores hacían que el concurso fuera significativo para mí", publica Nemo.
"Pero la continua participación de Israel, durante lo que la Comisión Internacional Independiente de Investigación de la ONU ha dirimido que es un genocidio, demuestra un claro conflicto entre esos ideales y las decisiones tomadas por la UER", añade el suizo. "Esto no se trata de individuos o artistas. El certamen se ha utilizado repetidamente para suavizar la imagen de un estado acusado de faltas muy graves, todo mientras la UER ha insistido en que Eurovisión 'no es política'", sentencia.
Pero lejos de quedarse ahí, Nemo no duda en poner sobre la mesa la hipocresía de Eurovisión. "Y cuando varios países se retiran debido a esta contradicción, debería quedar claro que algo está muy mal. Por eso he decidido que voy a mandar mi trofeo de vuelta a la sede de la UER en Ginebra, con gratitud y un mensaje claro: vive como dices. Si los valores que celebramos sobre el escenario no se experimentan fuera de él, entonces hasta las canciones más bellas pierden el significado. Espero que llegue el momento en el que esas palabras y acciones se alineen. Hasta entonces, este trofeo es vuestro", concluye.
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