Este martes, 3 de septiembre, 'Pesadilla en la cocina' estrenó su novena temporada en laSexta. Y lo hizo con "el peor servicio de reapertura en 11 años", según reconoció un desesperado Alberto Chicote. Y es que en los 11 años de historia del programa, nunca se había visto algo así.
En esta primera entrega el chef y su equipo se desplazaron hasta el restaurante Nicassio, un local especializado en comida mediterránea regentado por Manel. Nada más llegar ya se dieron cuenta de que no sería nada fácil las labores de restauración. Y es que se encontraron hasta cucarachas en la barra y en la cocina debido a la falta de higiene.
Además de una instalación eléctrica a punto de arder y una mala ventilación, la actitud de Manel dejaba mucho que desear. Sus gritos a las camareras eran continuos, incluso delante de los clientes les dedicaba malas palabras a sus empleadas. Todo esto, unido, provocó la desesperación de Chicote.
El chef decidió que se intercambiaran los papeles. Es decir, que el dueño pasara a hacer de camarero y al revés, para que así todos entendieran las complicaciones de cada tarea. Sin embargo, resultó ser un auténtico caos. Tras una ardua labor de reforma y alguna que otra charla motivacional, el personal se puso las pilas para intentar hacer un buen servicio de reapertura, que acabó siendo un desastre.
Alberto Chicote, desesperado: "¡Joder, la hostia!"
Manel y sus empleadas se gritaban mutuamente ante un salón abarrotado de clientes. "No hace falta que pegues voces, puedes hablar más bajito", le reprochó el chef a Gabriela, ya con cierto hartazgo. Acto seguido, Manel se marchó detrás de la otra camarera, lo que hizo que Chicote, desesperado, se llevara las manos a la cabeza: "Pero, ¿dónde vas? ¿Dónde vas? Pero, ¿dónde vas? ¿Dónde va? ¡Ven aquí! ¡Joder, la hostia! No, no, no. No puede ser, si acabamos de empezar".
El servicio de reapertura acababa de comenzar, pero Manel ya estaba perdiendo los nervios. "¡Ya lo hago yo todo! ¡Ya lo hago yo todo!", se le oía gritar desde la cocina. Las camareras, lejos de achantarse, se enfrentaron a él, y el caos se apoderó una vez más del restaurante. En el salón, Gabriela no puede evitar echarse a llorar y ambos se acusan mutuamente de haber roto varias copas.
"Si él me da gritos, yo grito. Quiere decir, si tú me lanzas flor, yo hago un jardín, pero, si tú me lanzas puñaladas, yo te lanzo pistolas, ¿vale?", reconoció la camarera, que no estaba dispuesta a dejarse pisotear. Visiblemente asustado, Alberto Chicote regresó al establecimiento y, cuando ve lo ocurrido, se da por vencido: "Haced lo que queráis, que yo mañana me voy. Y me voy con la conciencia bien tranquila, que sé que mi trabajo está hecho perfecto". "Este es, seguro, el peor servicio de reapertura en 11 años", sentenció.
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