Crítica de la semana: La hipnótica espera antes de llegar al clímax

ANÁLISIS | Semana del 15 al 21 de marzo de 2021

Los domingos vuelven a tener sentido gracias a la docuserie sobre Rocío Carrasco. Suena un poco lamentable, pero la expectativa es grande. El resurgir de Rociíto es un aliciente para salir de la cama cuando tienes una vida social un tanto pobre, tu infancia televisiva está marcada por el folclore patrio y estás confinado en tu casa a partir de las diez de la noche. Su testimonio cobra dimensión de evento televisivo para los habituales del cotilleo, pero también para aquellos curiosos que tienen ganas de conocer la versión definitiva de una de las sagas más lorquianas de la Península Ibérica.

La historia de la madre que abandona a sus hijos y es repudiada por toda su familia tiene por fin el relato de la protagonista. Han hablado todos los vértices de la novela, desde su hija a la señora que pasaba por ahí a tirar la basura, pero por fin, y sin esperarlo, la princesa del cuento recupera su voz para aclarar todos los puntos sobre su vida. O eso esperamos.

Pero antes de que llegue el contenido, el principal, hay un arte televisivo que consiste en hacer de la expectativa para llegar al clímax un espectáculo. Generar en el espectador la necesidad apremiante de consumir lo que está por llegar a la vez que se crea un contenido previo capaz de ocupar horas y horas de televisión. Da igual si te la trae un poco al pairo la vida de la hija de “la más grande”, si el cebo es realmente bueno consigue que incluso los más escépticos con el papel couché se interesen por el tema.

El martes asistimos a uno de los mejores preliminares de la historia de España. ‘Sálvame’ arrancó a las cuatro de la tarde anunciando un bombazo y aguantó la tensión narrativa hasta pasadas las nueve de la noche. La audiencia no sabía el contenido pero los presentes en el plató tampoco. Los colaboradores, uno por uno, fueron conociendo el misterio, y metidos de lleno en la catarsis colectiva alimentaron con sus aspavientos el interés de los espectadores. Y cuándo por fin el secreto se revelaba para la audiencia todavía quedaba la última vuelta de tuerca, que Antonio David Flores, presente en el plató y virgen de información, conociera la noticia.

En ese momento los feligreses desde sus casas pasaron a ser cómplices del juego de perversión, esperando la reacción del ex marido al conocer la que se le venía encima. Y menudo derroche de talento audiovisual en directo se produjo en esa escena digna de Goya, con solo la cara de Antonio David y la sintonía del documental de fondo. Esa música que ya forma parte del imaginario colectivo. Al escoger una canción tan desconocida han conseguido que se asocie directamente con el formato. Una melodía ligada a una historia.

El martes fue un día para el recuerdo para los amantes de la pequeña pantalla. Solo por el espectáculo ofrecido esa tarde ya vale la pena la docuserie de Rocío Carrasco. El cebo hecho formato. Aunque en ocasiones han corrido el riesgo de avanzar demasiado contenido de la entrevista para alimentar la parrilla de Telecinco. Y es que no era necesario. Se podía calentar perfectamente la expectativa con solo esas frases de la protagonista al más puro estilo de ‘A tres metros sobre el cielo’ y viendo las reacciones de los personajes secundarios; pero entiendo que hay muchos programas de la cadena a los que alimentar con avances de la entrevista.

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