ANÁLISIS DE AUDIENCIAS | Semana del 4 al 10 de febrero de 2019.
Conciliar la vida profesional con el entretenimiento televisivo nocturno es tarea imposible en España. Cuando ni el ente público da ejemplo en la racionalización de horarios, la parrilla se convierte en una guerra permanente para ver quién empieza más tarde.
Hubo un tiempo no muy lejano en el que el programa estrella de los canales de televisión empezaba puntualmente a las diez de la noche. Después llegaron ‘Camera café’, ‘Escenas de matrimonio’ y finalmente ‘El Hormiguero’ de Pablo Motos para ocupar ese espacio y retrasar toda la oferta televisiva nocturna. Desde entonces el denominado prime time español fijó su hora de inicio un poco antes de las once, postergando su final hasta pasada la medianoche con la consiguiente alteración del sueño en la vida del espectador con quehaceres matutinos. A excepción de Telecinco que tímidamente va invirtiendo esta tendencia (aunque esta semana se tomara la licencia de retrasar la genial ‘La habitación’ para no competir con el fútbol) el resto de cadenas tienen de lunes a jueves un acces prime time inamovible que nadie tiene intención de retirar. Todos quieren de servirse una mejor porción del share que se reparte a partir de las 22:45, a esas horas de la noche hay menos gente viendo la tv pero la audiencia está mucho más concentrada en las cadenas generalistas.
Si bien la presencia de un programa diario después del informativo se puede entender en el caso de Cuatro, la Sexta o Antena 3, que tienen en ‘First Dates’, ‘El Intermedio’ y ‘El Hormiguero’ sus mejores bazas, se hace del todo inexplicable en TVE. Más allá de la responsabilidad que debería asumir como servicio público con los espectadores que no se nutren de sustancias psicotrópicas para mantenerse despiertos, tener en su parrilla un acces prime time que no funciona no tiene razón de ser. ‘Lo Siguiente’ registraba este martes un paupérrimo 5,2% de share, datos imposibles de sostener inferiores incluso a los Javier Cárdenas. Pese a la buena predisposición de Raquel Sánchez Silva y al riesgo asumido dentro de la siempre encorsetada televisión pública, el programa no ha sido capaz de generar ningún tipo de expectación más allá del día de su arranque. ‘Lo Siguiente’ es un formato sin determinar, un experimento sin rumbo que no ha conseguido fidelizar a la audiencia.
La cadena que acostumbra a retrasar más su prime time es Cuatro, el chicle de ‘First dates’ se estira prácticamente hasta las 11 de la noche. La cadena roja vive sus horas más bajas y su programación hace aguas casi todos los días de la semana, ni alargando el programa de citas su predecesor consigue seducir a la audiencia. Un buen ejemplo del mal momento que atraviesa Cuatro es el espacio de Samanta Villar, un valor seguro de la cadena que en su nueva aventura no está gozando del beneplácito del público. El lunes se conformaba con un escueto 4,6% de share y quedaba muy lejos del millón de espectadores. ‘La vida con Samanta’ ya es prácticamente un programa de reportajes de media tarde, una sucesión de historias mil veces contadas con un nexo de unión bastante débil. Con el paso del tiempo vemos una Samanta más acomodada y con su capacidad para romper esquemas algo mermada. La periodista va cediendo el testigo y se limita a narrar muchos de los contenidos, su presencia viene dosificada y el resto de historias en las que no interviene parecen de relleno. Después de verla 21 días en la indigencia o de vivir durante 9 meses su embarazo, la nueva Samanta nos sabe a poco.
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