La flamante ganadora de ‘Supervivientes 2018’ ha concedido una entrevista en la revista Lecturas, en la que se ha abierto en canal abordando un asunto muy peliagudo del pasado.
Sofía Suescun está viviendo unos días frenéticos después de alzarse como ganadora de la edición más exitosa del reality de aventuras. Con solo 21 años, se ha convertido en uno de los rostros estrella de Telecinco, pues recordamos que en 2016 también se hizo con el triunfo en ‘Gran Hermano’, otro de los grandes buques insignia de la cadena de Fuencarral.
Todos los focos están orientados en conocer en qué punto está su relación con un Alejandro Albalá que se ha visto salpicado en los últimos días por unos testimonios que le acusan de haber sido infiel a Sofía mientras pasaba calamidades. Una especie de venganza para cobrarse el flirteo que había mantenido con Logan Sampedro.
Por ello, y porque se ha convertido en un personaje que mueve masas, las revistas del corazón están batallando para ver cuál de ellas obtiene una entrevista en primicia de la pamplonesa. La exsuperviviente ha decicido decantarse por Lecturas, donde ha concedido un reportaje que ha empleado para desnudarse interiormente y revelar algunos de los secretos hasta ahora inconfesables que provocaron que su pasado fuera terrorífico.
Y ese secreto atañe a su padre, con quien desde hace muchos años no tiene relación. Explica que su infancia estuvo marcada por el alcoholismo de un padre que maltrataba a su madre, Maite Galdeano; y añade que es la razón por la que ha desarrollado una personalidad distante y el motivo por el que desconfía de los hombres por miedo a pasar por el mismo calvario. Y es que, aunque ha pasado mucho tiempo, esas escenas las tiene grabadas en su retina.
Además, la mala e inexistente relación con su padre, le provocó una carencia afectiva que siempre ha buscado suplir porque “puedo parecer muy segura y prepotente, pero para nada es así”, asegura la robinsona al tiempo que añade: “solo busco cariño para sentirme arropada”.
Por último, reconoce para la revista que su madre ha sido el único pilar en el que se ha apoyado durante toda su vida, dado que no ha vuelto a saber nada de un padre al que solo le une el apellido. Apellido que conserva solo porque le gusta estéticamente, pues no le otorga ningún otro valor.
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