ANÁLISIS | Semana del 4 al 10 de octubre de 2021
De la misma forma que alabamos y celebramos el éxito de Penélope Cruz como la actriz más laureada de España, también deberíamos poner en valor a la gran dama de la telerrealidad patria: Adara Molinero. Lo sé, es como comparar un texto de Almudena Grandes con el suplemento de cocina de la revista ‘Lecturas’, pero hay que reconocer a cada uno en su trabajo, y la muchacha, la verdad, es que el suyo lo borda.
Adara fue la reina indiscutible de su edición de ‘Gran Hermano’, todavía se escuchan los ecos de su “mala persona, me has hecho llorar mucho” que le dedicó a grito pelado al señor del postizo capilar. Pero la madrileña también fue, sin duda, la gran protagonista del último ‘GH VIP’, dándole al programa audiencias millonarias con su romance con Gianmarco.
Por si no tenía poco con ser la estrella de dos realitys, ahora vuelve para reflotar una casa más aburrida que una tarde de compras en Leroy Merlin. ‘La casa de los secretos’, o como se llame, que prometía en su arranque con tramas potentes y concursantes por explotar, ha terminado convirtiéndose en un jardín botánico tras la expulsión de Miguel Frigenti.
Adara ha entrado a ‘Secret Story’ para dar algo de contenido a un programa que si no es por ella podría echar el cierre perfectamente la semana que viene. Sí, lo de Cristina Porta y el hermano de Gianmarco está muy bien, pero más allá de ese intento de carpeta el resto del concurso es del todo soporífero.
En menos de dos semanas Adara ya es dueña y señora del concurso, el 70% del salseo de las galas ya gira entono a ella. Solo hay que fijarse hacia dónde van dirigidas las preguntas de JJ Vázquez en el directo, él intenta repartir juego entre el conjunto de setas, pero cuando ve que estos responde con monosílabos aborta la misión y decide interpelar a Adara continuamente para asegurarse el tiro.
¿Cuál es su secreto para ser la reina de los realitys? Estar conectada emocionalmente al concurso en las revoluciones que pide la televisión. Esto implica la pérdida absoluta de autocontrol, dejarse llevar en todo momento y rezumar autenticidad por todos los poros. Emociones a flor de piel; es capaz de derramar lágrimas a mares o desquiciar al resto de la casa solo con que los de arriba toquen la tecla para activarla. Llora, ríe y patalea cuando hace falta. Siempre dispuesta a ganarse su sueldo, la madrileña consigue que todos los focos se dirijan a ella con un magnetismo que la hace irresistible para la audiencia.
Si los datos de ‘La casa de los secretos’ en esta última semana son decentes es gracias a ella. El reality de Telecinco conseguía liderar la noche del martes y del jueves con un 14,1% y un 16,7% de share respectivamente. No son registros para tirar cohetes pero por lo menos convierten a la cadena en lo más visto de las noches en las que se emite el concurso. Y solo hay que ver el programa 10 minutos para darse cuenta que el eje central de todo el entramado es Adara Molinero.
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