Las series de médicos es algo que nos puede. Es como los true crime, ¿verdad? Nos encanta meternos en la historia basada en hechos reales sobre misterios sin resolver, sobre asesinos en serie que queremos que lleven ante la justicia, o sobre muertes inexplicables repletas de giros de guion imposibles. Las ficciones médicas tiene algo similar, pero con un toque más culebronesco, y los giros están ahí, presentes, y nos mantienen enganchados capítulo tras capítulo. Que se lo digan a 'Anatomía de Grey', ¿verdad? O en su momento a nuestra 'Hospital Central'.
El año pasado se estrenó una serie de corte similar en Netflix, porque hacía mucho que no teníamos ficción española entre los pasillos de un hospital (quitando 'Centro médico'). Así llegó 'Respira', firmada por Carlos Montero, creador de 'Física o Química' o 'Élite'. Era la apuesta más potente del año pasado para la plataforma, y funcionó a las mil maravillas. Aunque el problema es que la olvidamos muy rápido. Su inverosimilitud en muchos aspectos de la trama, lejos de divertirnos nos hacía llevarnos las manos a la cabeza. El reparto estaba todo en su sitio, por supuesto, pero el guion daba demasiados bandazos y al final, pese a que funcionó muy bien a nivel visualizaciones, acabó cayendo en el olvido del cada vez más vasto catálogo de Netflix.
Ahora llega la segunda temporada este 31 de octubre, dispuesta a corregir errores del pasado pero sin perder esa esencia de 'culebrón de urgencias' que le dio una personalidad tan distintiva. Y sí, corrige algunas cosas, perfilando a algunos personajes que estaban más desdibujados en esa primera temporada. El que sigue ganando es el de Patricia, al que da vida Najwa Nimri. Sigue siendo el personaje con más carisma, y que tiene la trama más interesante. También mucho de ello tiene que ver con la propia Najwa, que siempre dota a todos sus personajes de una fuerza increíble, y te hace no poder evitar la mirada. Te mantiene atrapado y no te suelta.
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En cuanto a tramas, tenemos más de lo mismo. Todo comienza con el hospital Joaquín Sorolla pasando a tener gestión privada, lo que por supuesto generará tensiones entre los trabajadores y el nuevo gestor del centro, al que da vida Gustavo Salmerón. Las críticas a la privatización de la sanidad pública, un problema cada vez más creciente en nuestra sociedad, están ahí, y se hacen más evidentes que en la primera temporada. Pero el problema es que esa denuncia siempre acaba cayendo en saco roto con diálogos irrisorios o tratados de forma demasiado típica (y tópica).
Hay que destacar al personaje de Jon, al que da vida Pablo Alborán. Él ha sido uno de los principales reclamos de esta nueva tanda de episodios, y debemos decir que el cantante lo hace muy bien, defendiéndose a la perfección con un personaje y una trama complejos. Sobre todo tratándose de su debut interpretativo y con monstruos de la actuación a su lado como bien puede ser Aitana Sánchez-Gijón. Concretamente hay un par de escenas en el último capítulo de la temporada que demuestran que Alborán tiene madera de actor, y que si sigue investigando esa faceta, podría darnos papeles muy interesantes en un futuro cercano.
Quizá el personaje que haya perdido más fuerza es el de Biel, interpretado por Manu Ríos. Sí, crece y madura en esta temporada, y muchas de las tramas confluyen en él, pero sigue siendo un protagonista al que le cuesta empatizar con la audiencia. Aún así, defiende con entereza a su personaje y muchas veces hace que la trama avance. También tenemos los nuevos fichajes de Rachel Lascar o Clauida Traisiac, que vienen con fuerza y no están solo como meros espectadores de la historia. Aunque sobre todo una de ellas caiga demasiado en ciertos tópicos.
Destacamos, como siempre, la presencia siempre perfecta de Abril Zamora, con un personaje que crece más en esta temporada, pero que claramente no ha alcanzado su techo. Su calidez es contagiosa y siempre dota a sus personajes de esa cercanía y naturalidad tan difícil de conseguir.
Todo 'Respira' termina con un cliffhanger que da por hecho esa tercera temporada. Pese a no haber confirmación oficial por parte de Netflix, a poco que funcione esta segunda temporada (que lo hará, porque hasta finales de mes, con ‘Stranger Things’, no tiene competencia fuerte) habrá nuevos episodios centrados en el personal del Joaquín Sorolla.
Y ojo, todo sigue luciendo igual de fresco y de cuidado. Los laberínticos pasillos, las guardias maratonianas y, sobre todo, el fantasma de la privatización son los motores de esta segunda tanda de episodios de 'Respira'. Sigue siendo una serie fácil de ver (algo que no tiene que ser malo) y muy propensa a una buena maratón de fin de semana. Quizá juegue en su contra que puede ser demasiado olvidable tras unas semanas, pero destacar hoy en día en un plataforma como Netflix es muy difícil y 'Respira' lo consigue.
Sinopsis de la temporada 2 de 'Respira'
El Joaquín Sorolla es ahora un hospital de gestión privada, desafiando las convicciones y principios de sus médicos. Más allá de salirse con la suya, Patricia (Najwa Nimri) continúa luchando contra su cáncer y creando un lazo cada vez más estrecho con Néstor (Borja Luna).
Jésica (Blanca Suárez) busca recuperar la confianza que le caracteriza, pero no puede decidirse entre Lluís (Alfonso Bassave) y Biel (Manu Ríos). Pilar (Aitana Sánchez-Gijón) seguirá lidiando con las adicciones de su hijo, aunque Quique (Xóan Fórneas) encontrará en ella una aliada inesperada cuando la nueva dirección del centro lo lleve a tomar una decisión cuestionable. A todo esto se suma la llegada de una prestigiosa oncóloga, Sophie (Rachel Lascar), decidida a poner patas arriba el hospital.
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