Hemos tenido que esperar tres largos años, pero sí, la espera ha merecido la pena. Por fin tenemos la temporada 2 de 'El juego del calamar' en Netflix, desde este jueves 26 de diciembre. Siete episodios de pura adrenalina que nos van a hacer recordar lo mucho que nos gustó la primera temporada. Avisamos que esta crítica va a tener algunos spoilers, así que si no queréis saber lo que ocurre en el juego más mortal que conocemos, mejor no sigáis leyendo.
Nadie tenía muy claro si la serie iba a seguir tras la primera temporada. No porque no hubiera arrasado (es la serie más vista en la historia de Netflix, y le reportó unos beneficios de cerca de 900 millones). Sino porque su creador, Hwang Dong-hyuk, no había firmado aún para una continuación. Y eso se debía al poco dinero que había ganado con la primera temporada. Netflix sabía que tenía entre manos un nuevo éxito, así que tocó negociación, y por suerte, Dong-hyuk tenía mucha más historia. Y, aunque pueda parecer que esta nueva tanda de episodios vaya a ser más de lo mismo, nada más lejos de la realidad.
La temporada 2 de 'El juego del calamar' reproduce los mismos esquemas de la primera, pero los subvierte todos, y consigue crear un nuevo entorno que nos parece nuevo y excitante. Todo comienza con Gi-hun tratando de desmantelar el juego de una vez por todas. Para ello, usa a un grupo de especialistas y timadores. ¿Objetivo? Encontrar al reclutador de la primera temporada, el hombre trajeado, y a través de él, descubrir dónde se hace el juego. Por otro lado, nos reencontramos también con el policía Hwang Jun-ho. Le creíamos muerto tras caer por un acantilado, disparado por El Líder (jefe del juego), que no era otro que su hermano desaparecido. Pero no. Sobrevivió. Y ahora también quiere encontrar la isla para detener el juego y salvar a su hermano.
La continuación del fenómeno de Netflix llega a un siguiente nivel
Así que Gi-hun y Jun-ho unen fuerzas, y tras un encuentro bastante violento con El Reclutador (qué miedo da el personaje, brillantemente interpretado por Gong Yoo), Gi-hun acaba volviendo a la isla. Y, sin comerlo ni beberlo, también acaba jugando de nuevo a los juegos más mortales y violentos de Corea... y del mundo. Si algo tiene positivo esta temporada de 'El juego del calamar' (y también la primera), es que consigue casi desde el minuto uno que te importe cada uno de los personajes. ¡Incluso te importa El Líder, aunque sepas que es un villano pérfido y sin escrúpulos!
También porque la serie sabe qué teclas tocar para volvernos unos sentimentales. Los nuevos personajes añaden diferentes capas a la historia, y todos son un acierto. Tenemos a una chica embarazada, una madre con su hijo, una mujer trans o el mejor amigo del protagonista, al que volvemos a ver tras su breve aparición en la primera temporada. Todos ellos aportan, y todos ellos nos importan. No queremos que les pase nada malo. Así que cada vez que sobreviven a un juego, respiramos aliviados.
¿Y qué decir de los juegos? Pues que tenemos varios nuevos, mucho más complejos y desafiantes. Todos difíciles de superar, por supuesto. Y con una dinámica nueva: al final de cada juego, los jugadores votan si quieren que se acabe todo, o seguir una prueba más. No solo votan, sino que su voto (quedarse o irse) se quedará pegado en su chándal, para que todo el mundo recuerde lo que han votado. Eso generará muchas discusiones, malas miradas y, por supuesto, el caos. Pero si hay algo que generará momentos tensos y de suspense, es la llegada del jugador 001.
Recordemos que, en la primera temporada, dicho jugador se hacía íntimo de Gi-hun. Un anciano interpretado por Oh Yeong-su, que ganó el Globo de Oro por su papel. Al final de la temporada descubríamos que era el creador del juego y se había hecho pasar por un jugador inválido y débil. En esta segunda temporada tenemos algo similar, pero dado la vuelta. Porque el jugador 001 no es otro que El Líder, pero lo sabemos desde el principio, porque ya le conocemos la cara. Pasamos de la sorpresa al suspense, y es uno de los añadidos más brillantes de esta segunda temporada.
Eso sí, avisamos. El último episodio (son solo siete esta vez) termina con un gran cliffhanger que nos va a hacer odiar, y mucho, no solo al propio Líder, sino al creador de la serie. ¡Por dejarnos así! Lee Jung-jae, protagonista, tiene tomada la medida a su personaje, y lo lleva al siguiente nivel en esta nueva tanda de episodios. Podemos ver la desesperación en su mirada, su desgaste emocional no solo por volver al juego, sino por no saber cómo detenerlo. Y al final de la temporada se romperá por completo. Hay una escena que destaca sobre todas para mostrar la evolución del personaje, y es una conversación con su mejor amigo, en la que por fin se relaja y vuelve a ser el Gi-hun del comienzo de la primera temporada. Una escena simple y sencilla, pero muy efectiva.
Aunque, eso sí, esta temporada no está exenta de polémica. Aplaudimos la incorporación de un personaje trans a la trama. Sobre todo porque se trata de forma bastante realista y no busca dar lástima o denunciar transfobia, volviendo su trama violenta y desesperante. Los personajes de la serie la aceptan casi de inmediato, y la única que se plantea cosas es la mujer mayor, interpretada por Jang Geum-ja. El problema es que este personaje tras está interpretado por hombre cis, Park Sung-hoon, y aunque su actuación es muy buena, no deja de reproducir un cliché peligroso que ya creíamos superado: un hombre con peluca puede ser una persona trans.
El creador de la serie ha defendido la decisión, afirmando que ha sido literalmente imposible contratar a una actriz trans para el papel. "Casi no hay actores que sean abiertamente trans, y mucho menos abiertamente gays, porque desafortunadamente en la sociedad coreana actual, la comunidad LGBTQ + todavía está bastante marginada y más descuidada, lo cual es desgarrador". Por lo que, visto todo en conjunto, es de aplaudir que en una serie tan importante y mundialmente famosa como 'El juego del calamar', haya la inclusión de un personaje trans, que tiene mucho que decir más allá de su identidad de género.
En definitiva, esta segunda temporada de la serie sigue en la línea de la primera, pero lo lleva todo un paso más allá, y funciona como una continuación perfecta. Netflix tiene entre manos un nuevo pelotazo que va a arrasar en todo el mundo, que contentará a los fans de la serie, sí, pero también creará otros nuevos por el camino. Y nos dejará a todos con ganas de que llegue la tercera.
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