ANÁLISIS | Semana del 31 de octubre al 5 de noviembre de 2022
Lejos quedan aquellos tiempos en los que lo cool en televisión era tener cierto aire progre. A medida que ha envejecido la pequeña pantalla también lo ha hecho su manera de observar el mundo. Si quitas a Jorge Javier Vázquez de la ecuación, cuesta encontrar a primeras espadas de la comunicación en la tele en abierto que no se impregnen del aroma del conservadurismo.
Pedro Sánchez lo tiene jodido para renovar su cargo si nos atenemos al discurso que se desprende desde el televisor. Ya puede España tener uno de los porcentajes de inflación más moderados de Europa o registrar en octubre un descenso en el número de parados, que ahí están los perros de presa de la derecha para diluir los logros de Pedro.
Se nota que tenemos elecciones a la vuelta de la esquina; la inquina contra el Gobierno, y el consiguiente embuste, cada vez van a más. Ningún código ético prevale a la hora de difamar. Y cuando hablamos del precio de los anacardos o de exhumaciones de fascistas puede tener hasta su punto, pero utilizar la muerte de una menor a manos de su madre para deslegitimar las políticas contra la violencia de género es de una bajeza moral difícil de asumir para cualquier medio.
Si solo te nutres de magacines matinales y de según qué informativos, podrías pensar que la situación de España es parecida a la de la postguerra. Nos inoculan el miedo desde hace meses con una crisis letal, que no niego, de la cual parece que solo hay un único responsable: el señor Sánchez.
"Ana Rosa Quintana ha vuelto de su baja menos contenida que nunca"
No es este el espacio para hacer balance de la gestión del presidente del Gobierno, pero sí podemos señalar los discursos que se promueven desde ciertos púlpitos televisivos. Ana Rosa Quintana ha vuelto de su baja menos contenida que nunca. No se corta un pelo y sus editoriales de cada mañana en 'El programa de AR' parecen escritos por Miguel Ángel Rodríguez. Ya no engaña a nadie ni se esfuerza en parecer ecuánime. Su tertulia política ha derivado, sin complejos, en un panfleto conservador.
Si vamos a temas concretos, como por ejemplo la renovación del Consejo General del Poder Judicial, observamos como los rostros televisivos han comprado las excusas del PP para seguir alargando la agonía. La Comisión Europea insiste en que se debe reducir la influencia del poder legislativo y ejecutivo sobre el judicial en España; pero la caverna mediática suda del tema. A Vicente Vallés y compañía les parece mucho más flagrante que Pedro Sánchez se plantee revisar el delito de sedición, y eso es razón suficiente como para que el PP se desentienda de cualquier renovación del CGPJ.
Y así con todo. Nadie parece que se atreva a admitir en televisión que la gestión del tema catalán de Sánchez, en relación a Rajoy, ha sido mucho más efectiva para frenar la crispación entre nacionalismos. Sale mucho más a cuenta decir que el Gobierno se ha rendido a los independentistas, aunque objetivamente la realidad se empecine en demostrarnos que la cosa está mucho más relajada en los lares de Piqué y Rosalía desde que se fue don Mariano.
Al final este artículo me ha salido más político de lo deseado, pero señores, todo es política, y la televisión lo es en un 99%, el 1% restante es confeti. Solo una recomendación, si buscan estar informados, abran su abanico de emisores. Si siguen alimentándose solo de AR y derivados, probablemente celebren la Navidad con un chaleco acolchado y una rojigualda de ribete en las bragas.
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