Analizamos el regreso de 'Stranger Things' tras visionar seis capítulos de los siete que conforman la primera parte de su temporada 4 en Netflix.
'Stranger Things' es una de las series más famosas de los últimos diez años. Su uso de la nostalgia desató una moda de películas y series que trataban de replicar sus mismos elementos. Curioso cuando precisamente la serie creada por los hermanos Duffer ya reciclaba otras tramas como 'IT' o 'Los Goonies', incluso 'Cuenta conmigo'. Fuera lo que fuese, la primera temporada de la ficción de Netflix enganchó a millones de espectadores, y se ha extendido a lo largo de tres temporadas. Y ahora nos llega el primer volumen de la temporada 4 de 'Stranger Things'. Porque esta nueva tanda de episodios está dividida en dos tandas: una que se estrena el 27 de mayo y otra que llegará el 1 de julio.
Con una premisa tan simple como la desaparición de un niño, 'Stranger Things' montó toda una trama de mundos paralelos y entes terroríficos. Situada la acción en Hawkins, hemos visto al grupo de niños crecer delante de nuestros ojos. Y en esta temporada 4, están aún mucho más mayores. Lógico, ya que han pasado casi 3 años desde la temporada 3, y en la ficción solo han pasado 6 meses. Choca, pero funciona.
Un reparto bien asentado
En este nuevo bloque de episodios, vuelven todos los intérpretes de otras temporadas. Vuelve Matthew Modine, al que no vemos desde la temporada 2, interpretando a Martin Brenner. También vuelve David Harbour interpretando al shérif Hopper. Y no es spoiler, ya que Netflix se ha encargado de adelantarlo tanto en tráilers como en imágenes promocionales. Y claro está, también nos reencontramos con todos los protagonistas de temporadas anteriores. Es como volver a ver a tu familia después de un largo tiempo alejados. Como si volviéramos todos juntos de vacaciones. Y claro, al principio todo el mundo está acelerado, porque llevas mucho tiempo sin verte… algo de lo que adolece también 'Stranger Things' temporada 4.
Quizá los dos primeros episodios de esta nueva temporada son los más flojos del conjunto (hemos podido ver 6 por ahora). Porque todo se siente acelerado. La serie busca reconectar con el público después de tantos años separados, y se notan las prisas. Se nota en el argumento, se nota en los diálogos, se nota hasta en las interpretaciones. Todo el mundo grita mucho y habla muy rápido. De hecho, todo ello está muy concentrado en el nuevo personaje de Eddie Munson, que resulta un poco odioso a primeras.
Pero no hay que hacer saltar las alarmas, ya que la temporada 4 de 'Stranger Things' tarda más bien poco en encontrar su ritmo. Y esta vez, todo es más grande, todo tiene más fuerza, todo tiene más… consecuencias. Aunque podría confundirse con algo del tono de la temporada 2, es verdad que este nuevo grupo de episodios serían más bien una mezcla de esa temporada 2 y el humor y las aventuras de la temporada 3. Y es precisamente ahí donde encuentra su sitio.
El terror llega a Hawkins
El humor sigue funcionando bien, porque los actores tienen una compenetración ya muy natural y muy bien estudiada. Pero el punto fuerte es el terror (sobre todo gracias a Vecna, el nuevo monstruo de la temporada). Hay homenajes a películas como 'Pesadilla en Elm Street' (sobre todo en ese terrorífico final del primer episodio), que hasta cuenta con un cameo del gran Robert Englund. Porque al final, los protagonistas han crecido, pero su audiencia también. Ya no esperamos un terror ochenteno familiar. Buscamos algo más sangriento, algo más de pesadilla. La temporada 4 de 'Stranger Things' lo consigue con creces. Ya desde el minuto 1.
La serie explora su propio lore, ampliándolo en muchas partes, siendo un brutal acierto situar parte de la acción alejada del propio pueblo de Hawkins, algo que le da mucha más libertad. Al igual que la pareja formada por Winona Ryder y Brett Gelman (Murray en la serie), que es la que mejor funciona. Hay personajes que están más desdibujados en esta nueva temporada, como el de Eleven (Millie Bobby Brown), de la que ya no saben qué más sacar. O el de Jonathan Byers (Charlie Heaton), que se ve superado completamente por Nancy.
Una temporada ambiciosa
Pero falla en muchas ocasiones en el ritmo de los episodios, y eso quizá se deba a su excesiva duración. No es en broma. Cada capítulo dura un mínimo de una hora y cuarto. Y claro, dan protagonismo a tramas o situaciones de relleno, que no solo no aportan a la historia principal, sino que la entorpecen en muchas ocasiones. No siempre es cierto el dicho de 'cuanto más, mejor'.
Eso sí, cuando las cosas se calman tras los primeros episodios, encontramos de nuevo al 'Stranger Things' que tanto nos enamoró. Mención aparte se merece la factura técnica de cada episodio. No en vano, cada capítulo ha tenido un presupuesto medio de 30 millones. Una burrada que se nota en los efectos, en las localizaciones, en los set pieces. Netflix es consciente de que su serie estrella se acaba (tras esta temporada llegará la última y definitiva) y ha decidido apostar por ella por todo lo alto.
En definitiva, la temporada 4 de 'Stranger Things' cumple con creces. Amplía lo que ya sabíamos del mundo de Hawkins y lo eleva a la máxima potencia. Hay veces que se pierde por el camino, como es lógico, pero siempre acaba volviendo a lo conocido… con un punto extra, que es lo que hace que los fans vayan a disfrutar este nuevo grupo de episodios como si fuera la primera vez. Ahora solo nos quedará esperar a la siguiente tanda, en julio, en pleno verano.
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