La drástica decisión de Chiqui ('GH') en una situación límite con Borja

Chiqui se sometió a una ligadura de trompas para no tener más hijos con Borja.

Hace unos días, Chiqui contaba en 'Sábado Deluxe' el infierno que había vivido con su ya exmarido Borja. Este viernes, visitaba el plató de 'Sálvame' nuevamente para dibujar la curva de su vida y contar cómo fue su matrimonio. Muy dolida, ha comenzado contando sus inicios en la relación con Borja, cuando todo era maravilloso.

Pero todo en su matrimonio cambió cuando ella fue a 'Supervivientes' y se enteró de que Borja le había sido desleal durante su estancia en Honduras. De hecho, tras su participación en el programa solo pensaba en el divorcio, pero finalmente optó por darle una nueva oportunidad. "No lo hice porque me comió la oreja y me engatusó. No digo que toda la culpa la tenga él, porque yo también he tolerado cosas que no debía".

Además, a los pocos meses se quedó embarazada pero, según ha contado, Borja ya quería ser padre mucho antes. Pese a que ella, en ese momento, no estaba preparada psicológicamente. Después de esto, todo cambia de forma radical y muy extraña: él empieza a encerrarse en su habitación.

En ese sentido, Chiqui ha contado que le tenía prohibido entrar y muchas veces, con la comida en la mesa, tenía que mandarle un WhatsApp para avisarle. "No quería ni estudiar ni trabajar, el dinero lo llevaba yo a casa", ha explicado. Además, la relación con sus suegros era prácticamente nula.

Con todo ello, la ex concursante de Gran Hermano decidió tomar una decisión drástica. "Decido yo en el parto de mi segunda hija hacerme una ligadura de trompas para no tener más hijos. A mí, Borja es una persona que ya no me aportaba nada, pero a él no le conté nada. Pero esa decisión la tomo porque yo entro al quirófano sola, porque él se va a comer, ahí veo yo lo que le importaba, estando yo mala. Fue muy duro", relataba entre lágrimas.

Y es que, tras ser madre de su segunda hija, es cuando comienza la crisis y el verdadero infierno de su matrimonio. Hasta el punto de que llegaron a dormir en camas separadas. "Todo lo que me decía era malo, me llamaba gorda y a mí me afectaba negativamente. Estuve yendo al psicólogo y él no me apoyaba", concluía Chiqui.