La tercera finalista entraba en Guadalix a regañadientes pero lo abandona feliz de haber vivido la experiencia.
Tras más de cien días de convivencia, tras broncas, llantos e innumerables intentos de abandono, Jorge Javier anunciaba el nombre de Mila Ximénez como el de la tercera finalista de Gran Hermano VIP 7. Lejos de sentirse derrotada, la colaboradora de Sálvame abandonaba Guadalix con la cabeza alta y una sonrisa de satisfacción.
En estos tres meses, Mila ha expresado en más de una ocasión su deseo de verse fuera del programa. Hugo Castejón ha sido el principal motivo de sus crisis. Especialmente sonado fue su ataque de ansiedad cuando el programa decidió encerrarla junto a él en el búnker. Como todos sabemos, al final la colaboradora terminó ganando una batalla que no espera repetir en los platós: “Espero no volver a cruzármelo en la vida”.
Kiko Jiménez también ha dado más de un dolor de cabeza a Mila. Tras unas semanas apoyándose mutuamente, el viceverso decidía exponer a su amiga a la nominación con la excusa de librarse de una de los pesos pesados de la edición. Ello ocasionaba toda una serie de enfrentamientos que terminaban con la casa dividida.
Mila también ha batallado con Adara, con Joao, con Alba y hasta con el Super y Jorge Javier Vázquez, a quien no podía perdonar el haberla animado a participar en el programa. Ximénez tampoco ha sido capaz de comulgar con la idea de aparecer disfrazada en televisión nacional: “Me siento ridícula con todas estas modelos…”.
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