El déficit de la plataforma asciende a más de 20.000 millones de dólares.
Netflix se encuentra en un momento de cambio. Aunque sus ejecutivos no parecen preocupados por la situación, la plataforma se ha enfrentado en los últimos meses a la polémica de las cancelaciones de dos de sus series: 'The Get Down' y 'Sense8', esta última una de sus ficciones estrella, que ha llegado a ser viral. Ante esta situación se han estado barajando posibles causas y la hipótesis ganadora sería la incapacidad de la compañía de encarar los gastos de ampliar su oferta ante el auge de la competencia.
Netflix se enfrenta en la actualidad a un cargo de más de 20.000 millones de dólares, cifra que afirman es un peaje necesario para el crecimiento que esperan tener en los próximos años. A pesar de que la plataforma ha alcanzado los 104 millones de suscriptores a lo largo del mundo y ha crecido un 25% en el último año, con respecto al anterior, el déficit a corto y largo plazo es de 20.540 millones de dólares.
Reed Hastings, CEO de la compañía, se pronunció al respecto hace unas semanas en CNBC para contar que su inversión en nuevas series y películas para 2017 es de 6.000 millones de dólares. Aprovechó la ocasión para aportar su versión sobre el debate que han generado las cancelaciones y la deuda, ya que días antes Netflix anunciaba el final de 'The Get Down': "Tenemos que tomar más riesgos, probar cosas más locas. Deberíamos tener un ratio de cancelación más alto".
"Cuanto más rápido crezcamos y más rápido aumentemos nuestro contenido, de mayor flujo de dinero dispondremos". Ese parece ser el plan de actuación de Netflix: seguir produciendo para obtener beneficios y poder hacer frente a la deuda. Motivo por el cual se habría suspendido la producción de 'The Get Down', su serie más cara (200 millones de dólares). También esto explicaría la cancelación de 'Sense8', que a pesar de haberse convertido en un boom social, no se encuentra entre sus ficciones más vistas y tiene un coste de nueve millones por capítulo.
Ante el crecimiento de la competencia, Hastings afirma que "nadie es el jugador dominante para siempre. Van a necesitar suerte para no ahogarse en la deuda". Aunque los gastos más temibles no son los de la producción de nuevas series y películas sino los de obtención de las licencias para su distribución, pues muchos títulos son propiedad de sus productoras. A ello se suma la expansión de la competencia, como la plataforma Sky, que llegará próximamente a España y el gasto de inversión local en países europeos, ya que la mitad de sus suscriptores son de fuera de Estados Unidos.
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