Las cinco series americanas de la década

Las cinco series americanas de la década


En ElTelevisero.com nos gusta la televisión. Y nos gustan las series. Mucho. Las series nos transportan a una realidad distinta; la de unos personajes con los que empatizamos, que nos enganchan a sus aventuras semanalmente. Una historia ajena por la que nos sentimos atraídos y que nos ayuda a desconectar de nuestra propia vida. Siempre he preferido una serie a una película, porque los guionistas y los propios actores tienen más tiempo para desarrollar el personaje en una trama que puede dilatarse durante años.
Por este quinto aniversario me propusieron hacer una selección de las cinco mejores series americanas de la última década. Pecaría de ególatra y de entendido si intentara hacerlo. Porque cada uno tiene su propia elección, criterio y gusto. Por eso he decidido hacer una selección de cinco series que en esta última década me han aportado algo como espectador, que me han atrapado por sus personajes, que me han enganchado a sus historias. Algunas me han hecho reír, otras me han hecho pensar, incluso algunas me han emocionado, pero todas han dejado una huella imborrable.

The OC (2003-2007) 

 

Siempre recordaré The OC como la primera serie americana que empecé a seguir gracias al auge de internet. La ficción, creada por el poderoso Josh Schwartz, fue un éxito de audiencia y se convirtió en el primer drama adolescente en recibir el apoyo de la crítica desde '90210: Sensación de vivir'. La historia da comienzo cuando el problemático joven Ryan Atwood es adoptado por una adinerada familia del condado de Orange, California; los Cooper. Mezclando drama juvenil, comedia, espontaneidad y una influyente banda sonora contemporánea, conoceremos las aventuras de un grupo de jóvenes sin miedo a vivir. El constante romance, con sus tiras y aflojas, entre Ryan y Marissa Cooper centra la atención de las tres primeras temporadas. Un trágico desenlace al final de la tercera tanda hizo virar el curso de la trama en la última y más descafeinada temporada de un producto que no supo reconducir su éxito.

Prison Break (2005-2009) 

 

Con uno de los planteamientos más originales y atractivos jamás presentados, Prison Break se convertía en una serie de culto en su primera temporada. A raíz del encarcelamiento de su hermano Lincoln Burrows, el joven Michael Scofield urdía una complicada trama para entrar en la misma prisión que su hermano y conseguir sacarlo de allí. Un plan que el joven llevaba camuflado en las tatuajes de su cuerpo y que se ve alterado por factores externos y terceras personas. El éxito de crítica y público propició que la serie se alargara durante un total de cuatro temporadas, perdiendo la esencia y originalidad de la trama en su temporada inicial. Huidas, alianzas, nuevas encarcelaciones y una fuga constante no consiguieron devolver la brillantez que la audiencia merecía. Aún así, un catálogo de potentes y dibujados personajes quedaron marcados a fuego y sembraron precedentes para los héroes y villanos posteriores.

One Tree Hill (2003-2012)

 

Tras 9 temporadas, pocas series pueden presumir de haberse convertido en referente de una generación. Sin mayor pretensión, la serie de Mark Schwahn cuenta la historia de un grupo de jóvenes de la localidad de Tree Hill durante la secundaria y los años posteriores a la universidad, dando un salto en el tiempo hacia adelante para dar credibilidad a las historias. La esencia de la serie habla sobre la amistad y el amor, la lucha diaria por ser alguien y sentirse a gusto consigo mismo. La experiencia de vivir. Y aunque los primeros años la serie se centró en los personajes de Lucas Scott y Peyton Sawyer, con su salida en la sexta temporada, quedó demostrado que la auténtica protagonista siempre había sido Brooke Davis, encarnando el mensaje que se pretendía transmitir: el camino hasta la felicidad es largo y duro. Con detalles que la hacían única y entrañable, consiguió robarme el corazón pasara lo que pasara año tras año.

Queer As Folk (2000-2005)

 

Pocas veces una adaptación consigue superar a su predecesora; pero la versión americana de Queer As Folk lo hizo. Polémica, provocadora, atractiva y con un trasfondo que iba más allá de la realidad homosexual. La trama giraba entorno a las vidas de cuatro gays de Pittsburgh: Brian, Michael, Emmett y Ted, y de como la llegada del joven Justin da un vuelco a la rutina del grupo de amigos. La censura no entraba en los planes de sus creadores, así que no se cortaron en mostrar escenas subidas de tono en todos y cada uno de los episodios; algo que además de provocar, le daba un atractivo y un halo de realidad a la ficción. La franqueza con la que se trataron temas como el sexo, el VIH, las relaciones de pareja, la homofobia, o el rechazo de la sociedad, consiguieron concienciar, educar y dar visibilidad a un colectivo que nunca antes había sido protagonista de una ficción a ese nivel.

Desperate Housewives (2004-2012)

 

La serie de las series. Comedia, drama y misterio, la ficción creada por Marc Cherry se convirtió en icono de una hornada de series que marcó un antes y un después en la televisión. Mujeres desesperadas presentaba a cuatro vecinas, Susan Mayer, Lynette Scavo, Gabrielle Solís y Bree Van de Kamp, que nos engancharían a sus aventuras durante 8 exitosas temporadas. Con audiencias que superaron los 20 millones de espectadores en sus cinco primeras entregas, la serie supo mantener la esencia de principio a fin. Narrada por el personaje de Mary Alice Young, amiga de las protagonistas que se suicida en el primer capítulo, los secretos, las vivencias y una moraleja constante sobre la vida, los deseos y los sentimientos, fueron una constante. La serie caló hondo y llegó al corazón de millones de espectadores en todo el mundo.

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