La representatividad perfecta en televisión es imposible. Siempre faltará alguien, ya sea por una cuestión de sexo, orientación sexual o raza. Por no hablar de las identidades culturales de los distintos puntos de España, que como dijo algún sabio somos muchos y muy diversos. Debido a una cuestión numérica, no todo el mundo puede estar representado delante de cámara. Pero más allá de esta obviedad, hay sesgos tan evidentes que duelen a la vista.
Después de la algarabía de su estreno, en el que 'La Revuelta' parecía el revulsivo que necesitaba la televisión española, el jolgorio progresista se ha deshinchado un poco en los últimos días. Y es que hay un elefante en la habitación que cada vez ocupa más espacio en el Teatro Príncipe Gran Vía: el formato tiene un exceso de testosterona. O huele a huevos, como ellos dicen.
La falta de mujeres en el programa de Broncano es evidente. Por mucho que sean hombres ligeramente deconstruidos y que no lleven los pantalones de ranchero de Bertin Osborne, no dejan de ser tíos. Si a la supremacía masculina en el elenco de colaboradores le sumas el desfile de machos entre los invitados, la abundancia de testículos puede llegar a incomodar. Ya no como un tema de cumplir con las cuotas, sino como una reacción natural.
Lo más halagüeño del caso es que la crítica ha venido desde el propio programa, encarnada en la figura de LalaChus. La humorista salía esta semana al escenario con un frasco de perfume para aromatizar un ambiente con exceso de AXE Black. No solo eso, aprovechaba su incursión en el show para colgar un póster de las Spice Girls y reclamar su presencia en la entrega de los premios Ondas.
Aunque ella sola no pueda compensar toda la hombría de 'La Revuelta', su presencia es uno de los mayores valores del formato. Lala Chus es todo lo que esperas de una amiga cuando tienes un mal día, que tenga la capacidad de reírse de sí misma para ayudarte a relativizar tus propias miserias. Pero ella es mucho más que un ejercicio de autoparodia, tiene esa habilidad de parecer ensimismada en su mundo de fantasía siendo perfectamente consciente del ritmo del show. Una cómica rápida y con la polivalencia de aglutinar distintas generaciones con su domino del costumbrismo español y la cultura pop.
Voy a decir eso tan cursi de 'su presencia supone un soplo de aire fresco', pero es que en su caso y después de hablar tanto de olores no encuentro una descripción más gráfica. LalaChus tiene su sitio ganado por mérito propio; aunque hay que reconocer que ante el superávit de tíos, solo por ser mujer y romper con el relato masculino predominante ya apetece quedarse un rato más viendo el programa.
Ahora no se trata de encontrar cinco Lalas, no las hay, pero existe un sesgo de género tan obvio en 'La Revuelta' que alguien debería enmendar. Ya otro día hablamos de la presencia homosexual, que en este caso creo que es inexistente. Los programas de televisión no pueden ofrecer una muestra perfecta de la sociedad española, pero sí ajustar sus elencos cuando el conglomerado total chirría. Faltan tantos matices que el resultado final puede resultar pobre con una gama tan poco variada de puntos de vista.
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