El astronauta López-Alegría revela en ‘El Hormiguero’ el gran problema de defecar en el espacio

‘El Hormiguero’ cerró su semana este jueves 14 de marzo con la visita del astronauta Miguel (o Michael) López-Alegría, quien acaba de regresar de un viaje a la Estación Espacial Internacional comandando la Axiom Mission 3. El astronauta español ha hecho un total de seis vuelos al espacio. Pero ha sido en esta última misión cuando ha completado más de treinta experimentos científicos en microgravedad.

Aunque es español, Michael ha vivido gran parte de su vida en los Estados Unidos. Pablo Motos quiso saber cuáles serían las pruebas para entrar en la NASA, a lo que él respondió que «lo principal es tener capacidad para trabajar en equipo. Pasamos una entrevista que te pone muy nervioso porque decide tu carrera: de los 100 que nos presentamos sólo pasamos unos 10».

«Me preguntaron que si fuera un animal en una rencarnación qué animal sería. Lo que quieren es ver cómo te comunicas», asegura López-Alegría. Además, explicó que pese a estar 7 meses en el espacio, nunca discutió con sus compañeros: «Nos llevamos muy bien. Tengo la teoría de que te predispones para algo muy difícil y subes el nivel de tolerancia. Te preparas para no enfadarte».

López-Alegría explica cómo fue su primer viaje espacial

«¿Hay mucha diferencia entre las misiones de una empresa privada y las de la NASA?», le preguntó el presentador del programa de Antena 3. Según el astronauta, «en principio, son muy similares. Desde mi punto de vista, desde mi papel, son muy distintas. Yo en la privada tengo una responsabilidad con mis clientes: que estén bien, que estén felices». Además, López-Alegría explicó que «subir al espacio cuesta mucho dinero, entonces, lo que cuesta más es la subida y la bajada. El negocio es que eso es lo que cuesta ir, y hay mucha demanda, no sólo de países, también de instituciones».

Pablo Motos también quiso saber si la cura del cáncer puede venir del espacio. A lo que su invitado respondió que «seguramente. Las empresas comerciales pueden aprovechar para fabricar medicamentos en el espacio, cosa que la NASA y los estados no hacen porque sólo investigan».

El primer vuelo de Michael López-Alegría fue en el año 1995, y él tiene muy presente el momento del despegue. «Me acuerdo, y sigue siendo lo mismo hasta la 60ª misión, que es una emoción muy grande la cuenta atrás: cuando se encienden los motores se nota mucho la vibración y la aceleración: te quedas 9 minutos pegado al respaldo», asegura. Sobre si hay posibilidades de desastre, el astronauta reconoce que «te dicen que hay 10.000 cosas que pueden pasar y sólo una es buena».

Respecto a si tiene miedo a morir trabajando, él confiesa que «el entrenamiento te quita el miedo. Estás tan centrado en tu tarea, en tu responsabilidad, y en intentar relajarte y vivirlo». Además, explica que no siente la gravedad, ya que «es caída permanente, pero la sensación es florar, es una maravilla. Ahora que estoy viviendo mis últimos viajes intento disfrutar la sensación todo lo que puedo».

¿Cómo es hacer caca en el espacio?

Motos quiso saber cómo es la comida allí. López-Alegría explicó que «ya no se come pasta de dientes. Lo malo es que se repite mucho el menú. Te aburre, te cansa comer lo mismo. En una misión de siete meses comer se convierte en mantenimiento. Pero hemos tenido la suerte de subir a una misión privada comida del chef José Andrés».

La pregunta más llamativa que le hizo el presentador de ‘El Hormiguero’ fue cómo es hacer caca en el espacio. Algo que el astronauta considera «horrible». «Es uno de los casos en los que la gravedad es tu amiga. A veces hay errores…», bromeó el madrileño. Sobre si cree que hay vida inteligente, el invitado dejó claro que «el espacio es tan inmenso que creo que no vamos a encontrar a los demás. Seguramente hay vida inteligente en otros rincones del Universo, pero no por aquí».

Por último, López-Alegría explicó cómo es la reentrada en la atmósfera: «Una vez que empezamos a tocar la atmósfera se nota el freno gradualmente. Luego empieza a haber bastante vibración y fuego por las ventanas. Sientes como cuatro personas sentadas encima de ti, la primera vez, que pasé siete meses sin gravedad, me mareé bastante». «Cuando regresas no puedes andar sólo, sin ayuda. Yo llevo cinco semanas desde que volví y aún noto los efectos», sentencia.