"Ha sido muy difícil llegar para conseguir el sueño. Y ha sido más difícil mantener el cariño de la gente. Y más difícil todavía hacerte respetar o hacerte un hueco con tus propios compañeros". Así comienza el documental de 'Bisbal', que lanza este martes, 17 de octubre Movistar Plus+. En la línea de otros similares como 'Bosé Renacido' o 'Raphaelísimo', el centrado en el artista almeriense llega de la mano de Alexis Morante, nominado al Goya por "Héroes: Silencio y Rock & Roll'.
En las primeras imágenes del documental, vemos cómo comienza un nuevo espectáculo David Bisbal, el de su 20º aniversario, y es con imágenes de todos estos últimos años que le han llevado hasta aquí. Y desde ahí cortamos a ver al artista amaneciendo, con su mujer, con sus hijos, hablando sobre el concierto... y todo suena impostado, todo suena guionizado, muy centrado en mostrar a un Bisbal cercano. Ahí se pierde toda la naturalidad.
Este es un problema persistente en 'Bisbal'. Hay poca naturalidad, ya que todo gira en torno a mostrar al artista como alguien cercano, una persona común. Pero claro, si comienzas viéndole en una casa de millonario junto al Mediterráneo, todo pierde sentido.
Un documental demasiado autoconsciente
Es imposible no actuar un poco cuando tienes cámaras delante siguiéndote. Pero funciona mucho mejor cuando es entrevistado directamente que cuando finge ser espontáneo con su familia o amigos. En este documental se nos muestra un Bisbal pequeño totalmente entregado a la música y con mucho sentido del espectáculo. Comienza cantando Camarón y acaba imitando a Carlos Jesús.
Ese Bisbal es el que conocimos en 'Operación Triunfo'. Dicharachero, echado pa'lante y muy disfrutón. Pero lo más interesante llega cuando vemos al artista recordar sus momentos de inicio, su paso por el programa. O, por ejemplo, que se niegue a cantar 'Corazón Latino', el que fue su primer éxito y a punto estuvo de llevarle a Eurovisión.
El cantante no reniega de sus raíces, y Almería, la tierra que le vio nacer, es parte fundamental del documental, que repasa desde su descubrimiento gracias a la Orquesta Expresiones. Y el punto a favor es que cuenta con muchos invitados para hacernos el viaje más divertido, más complejo. Ese recuerdo de las orquestas de pueblo, ya estando casi en desaparición, mientras que en los 90 eran el alma de las fiestas. Atraían a miles de persona a esas ferias, donde iba la gente para pasárselo bien.
Ya desde las primeras imágenes que podemos verle en la Orquesta Expresiones, se le ve a David Bisbal nervioso pero con sus típicos movimientos, sus giros, su sonrisa desierta. Es curioso que empezara cantando "María', de Ricky Martin, un artista que también llegó como un huracán con sus movimientos de cadera.
Un terremoto almeriense
Comprobamos que desde ese comienzo en las orquestas de pueblo, se ve que Bisbal no quería fama, y que cuando le llegara, porque le iba a llegar, no iba a estar cómodo con ella. Pero pese a ello, el artista buscaba siempre que la gente lo pasara bien cuando le viera. Buscaba gustar, y le gustaba gustar. Aunque no demasiado. Así, suplió su falta de coordinación o ritmo para el baile, con pasos como su empuje de pelvis, sus giros o sus patadas voladoras. Al final, creó una imagen de marca con todo ello. Hasta que su propio nombre le pesó tanto, sobre todo por culpa de la prensa, que decidió romper con todo.
La prensa le entregó a los leones tras su ruptura con Chenoa, un capítulo básico en su vida, para entender la carrera que vino después, pero que se nota censurado por el cantante. Se hacen auténticos malabares para no decir el nombre de la artista, y pasan muy por encima de ese punto de inflexión. Porque fue ahí cuando Bisbal se refugió en Miami, cuando se cortó los rizos, cuando dejó atrás al chaval de 'Bulería' o de 'Ave María'. Y es una pena que no se ahonde más en ello, más allá de su trato con la prensa.
Más David, pero no tanto
'Bisbal' es un documental bastante complaciente y poco arriesgado. Para los fans del cantante, obviamente es un regalo. Nunca hemos conocido tanto de David, dejando atrás a Bisbal. Sí, todo orquestado y bien masticado (el artista tenía que supervisar el montaje final), pero funciona, explicándonos su carrera de manera cronológica. También destaca el momento Operación Triunfo, con declaraciones de otros compañeros como Rosa. Y siempre es divertido ver a esos músicos de la época rabiando contra el programa y los cantantes que salían de él.
Así que, si eres fan de David Bisbal, este documental es para ti. Si no lo eres, pero creciste con el primer Operación Triunfo, también puede ser para ti. Pero si buscas algo más, una reflexión más profunda o un estudio social más pormenorizado sobre las distintas épocas de su carrera, entonces te va a decepcionar. De todos modos, bien vale una oportunidad volver a ver al chico de rizos de oro que nos hizo bailar sin pensar en el mañana, como si viviéramos "un verano sin fin".
Sigue toda la información de El Televisero desde Facebook, X o Instagram