En España la peste de la intolerancia hace estragos a pasos agigantados. No hay argumento ni opinión que, aunque estén hechos con la mejor de las intenciones, sean criticados o cuanto menos cuestionados al instante. Vivimos en una sociedad gobernada por la intransigencia y el fanatismo donde la pérdida de valores como el respeto hacia lo que tiene que decir el prójimo se hace crónica día tras día, especialmente escudada bajo la protección del anonimato de las redes sociales.
Hace días se estrenó en Movistar + ‘La Peste’, una serie ambientada en la Sevilla del siglo XVI. Muchos han alabado la calidad de su producción y el trabajo de sus intérpretes, declarando que se trata del mejor estreno que la plataforma digital ha logrado en mucho tiempo. En redes sociales la aceptación ha sido más que considerable y por lo tanto, muy bien acogida, pero no solo de crítica amable y constructiva vive el hombre, viviríamos en la utopía del respeto y la tolerancia, y eso como dije antes, es un bien escaso en estos tiempos de peste social. Existe un ejército bubónico que lleva tiempo intentando ridiculizar todo aquello que suena a sur, que suena a Andalucía. No hace mucho, el flamante presentador de Operación Triunfo, Roberto Leal, tuvo que hacer frente en twitter a un comentario que se intentaba jactar del acento del sevillano, le decía que vocalizara y que por favor no se comiera las letras, el presentador salió airoso del miserable trance y le recordó, con la guasa andaluza, que ese era el habla de su tierra y que se sentía muy orgulloso de hablarla, que él lo que hace es economizar el lenguaje.
Es curioso que estos detractores del acento andaluz, a los que les resulta casi imposible visionar la serie de Movistar + por su dificultad de entendimiento, tienen un filtro cognitivo tan estrecho con el acento sevillano y en cambio se les cuela el acento colombiano de ‘Narcos’ exhortándolo a niveles de perfecta dicción y entendimiento. ¿Estamos realmente avocados a una sociedad que hiere de manera gratuita? ¿Por qué no es igual de correcto el acento andaluz, siendo castellano, que el de Burgos? Nos llenamos la boca de igualdad y tolerancia, del respeto al diferente y nos jactamos de dar visibilidad a quien se le lleva años negando, ¿tenemos que aguantar los andaluces que se nos agreda moralmente por hablar nuestro acento? La respuesta es no.
Esta opinión puede parecer innecesaria aunque para mí es ciertamente crucial ante ciertas intenciones cargadas de ruindad. España es rica, muy rica, por la diversidad de su habla. Cuenta con un riquísimo patrimonio lingüístico y lo que realmente sería admirable es que todos nos sintiéramos orgullosos de él ante el uso de cualquiera de sus dialectos, acentos y lenguas. Nuestra televisión alberga muchísimos profesionales que, a día de hoy, son admirados y respetados por su trabajo a pesar del acento con el que desarrollen su actividad. Hagamos examen de conciencia y valoremos a la gente. A la gente y su trabajo.
Sigue toda la información de El Televisero desde Facebook, X o Instagram