¿Debería huir Mónica Naranjo de la televisión?

De nuevo la envuelven de polémica. Parece ser que Mónica Naranjo es sinónimo de litigio y controversia.

Hace unos días, la última directora de la academia de Operación triunfo, Noemí Galera, hacía unas declaraciones en las que admitía que hace seis años, Amaia Romero fue expulsada de El Número Uno por acuerdo unánime de sus padres y de la productora del concurso. Tinet Rubira ha confirmado dichas declaraciones anexando lo que todos ya sabíamos, para aquel desenlace se valieron de Mónica Naranjo, miembro accidental del jurado aquella noche.

En respuesta a la noticia, Óscar Tarruella, manager y marido de la artista, publicó en su twitter personal que la historia había sido algo tergiversada y que no era del todo cierta. Afirma que aquello aconteció de aquella manera, pero que fue Mónica Naranjo la que trasladó la idea a la productora de que una niña de esa edad no estaría preparada para afrontar los golpes del duro mundo de la música.

Planteada la polémica solo me queda la opción de gritar, alto y claro: Mónica, huye de la televisión mientras puedas hacerlo. Una artista como tú no debería estar, constantemente, en boca de todos si no es para alabar tu carrera musical.

Muchos cantantes, de capa caída, vieron en formar parte del jurado de ciertos programas de talento un escape a su frustración y un trampolín a nuevos públicos a los que les eran completos desconocidos. Mónica Naranjo no tiene la necesidad, Mónica derrocha voz, talento y clase, Mónica ha vivido, vive y vivirá de su público, llenando teatros y haciéndolo cómo solo ella es capaz de hacerlo, con su esfuerzo y dedicación a lo que más ama en este mundo, la música. Aunque es obvia la intención defensiva de su manager ante ciertos ataques, hay que reconocerle el flaco favor que le otorga a la cantante entrando en el sucio juego de ataques, dimes y diretes. Mónica Naranjo ha demostrado en muchísimas ocasiones que se vale, y se sobra, para defenderse por sí misma sin entrar en largas polémicas que nunca acaban de manera positiva.

Estos puestos efímeros como miembro de un jurado en un concurso musical no han sido del todo benévolos con aquellos que han ocupado la silla, en ocasiones, han sido muy perjudiciales. Marta Sánchez, compañera y amiga de Mónica, sufrió cierto revés cuando fue objeto de las críticas de sus propios compañeros de jurado en Tu Cara Me Suena. Un enfrentamiento con el popular Àngel Llàcer hizo que el público perdiera la empatía que sentía por la cantante. Otros casos, como el de Edurne, hacen que los artistas se olviden de lo que son, o dicen ser, cantantes. Se centran en sus carreras frente a las cámaras o la publicidad y se olvidan que aquello que les hizo famosos fue la música, y que su público, el que compra sus discos y acude a sus conciertos, se cansa de esperar nuevos trabajos discográficos que nunca llegan.

En cierto modo hay cantantes que nos hacen un favor enorme entregándose a la televisión, es decir, redescubriendo vocaciones y haciéndose fijo en los jurados de diferentes talent shows. Pero este no es el caso ni de Mónica Naranjo, ni de Chenoa. Hay personas a las que sus madres parieron artistas, puros animales de escenario que bajo ningún concepto deberían vivir alejadas de él.

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