Por Jesús Carmona.
El porqué de las cosas catódicas.
El consejero delegado de Mediaset, un señor prestidigitador, blanquecino de cabello, cuasi enjuto, y aparentemente discreto, quiso soltar la liebre catódica en su justo segundo y minuto. En su tempo idóneo. Y así lo hará. Sin mucha dilación, no olviden que los programas de coste bajo se pueden emitir y exprimir cuando se estime, los costosos ya se empaquetan para septiembre. Aunque pensándolo bien, aquí habrá más inversión de la esperada. Sin zambullirse en quinielas fangosas, ya sólo el caché de las cinco féminas erizan más de un vello. El de algunas, claro, más que el de otras.
Hace dos días me chivaron (a la vez que me pedían imperiosamente que no soltara nada hasta que la liebre brincara sola), los coqueteos ‘whatssaperos’ de los que forman y crean 'Hable con ellas' con la presentadora, ya extinta de la pública, Mariló Montero. Me siguen contando entonces en la sombra que le aseguraban a Montero que habían pensado en su figura, y su desbarre, para cerrar la quinta de un grupo dislocado. Que ya estaba el resto formalizado, sólo quedaba ese hueco estrella. Y como siempre que te riegan el oído con ofertas, a la de Navarra le escupieron aquel manido argumento de “se pensó en ti a primera hora”.
La Montero, a la que la oferta pilló haciendo maletas literales para achichar a su hija tras decir adiós a TVE, se mostró escurridiza, distante, pero a la vez profundamente expectante. Tiraba de aquellos escrupulosos modales que ya se le conocían de otros roneos. Sabedora de guardar los impulsos para su eclosión perfecta. Ahonda más mi chivato y me asegura: “Sabíamos todos que este verano iba a ser decisivo para Mariló, que iba a tomar una decisión, la de irse”.
Montero siempre ha defendido con uñas y dientes al ente público, pero me aseguran que la denuncia por malos tratos laborales que interpuso la periodista contra la directora de ‘La mañana de La 1’ fue irrevocable en su decisión de dar un quiebro profesional para, según ella, “cazar sueños que todavía tengo por ahí”.
Estábamos en una narración interesante. Montero despide esa llamada alegando tiempo de reflexión y de descanso. A los cuatro días, ya en Los Ángeles donde su hija triunfa sin rival como modelo, devolvió la propia esa llamada para interesarse por condiciones, horarios, remuneración y compañeras. Sólo tuvo respuesta de las dos últimas inquietudes. El resto, le alegaron, era prematuro de saber. Lo que interpretó Mariló Montero como una señal para decir no y disfrutar de un tiempo exacto de asueto profesional. Es consciente de que puede declinar cosas, cuando la mochila está hasta los topes. Y eso que ese espacio le gustaba sobremanera.
Y es en ese momento cuando Mediaset mueve ficha y tira de cartera, llama a Alba Carrillo, la segunda en su lista de pelotazos. Los motivos de ese ranking son entendibles por todos ustedes. Tan previsibles como las condiciones que acepta de parte de la productora: te lo reservas todo y despotricas aquí. Dicho y hecho. Ya tenemos audímetros garantizados. ¿El caché? Pelín más cara que Mariló, pero con la segunda tienes carrete para meses, la primera es una Belén Esteban en modelo y con presumible educación y carrera.
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