Los dos grandes problemas que enfrenta 'La Familia de la Tele' en TVE, pero aún hay esperanza en la deriva

El camino de baldosas amarillas por el que transitan María Patiño y compañía en 'La Familia de la Tele' es, por ahora, un atajo para llegar al precipicio antes de tiempo. Pero hay margen de mejora y mucho talento para retomar la senda hacia la audiencia.

La familia de la tele
La familia de la tele | Montaje de El Televisero

Cuesta escribir de un tropiezo televisivo cuando quienes lo protagonizan te han acompañado durante tantos años con el mejor contenido posible. Pero es lo que hay, los datos de 'La Familia de la Tele' no dejan mucho margen para el piropo, y uno no puede eludir una realidad que parece empeñada en demostrarle que la senda de baldosas amarillas por la que llegaron a RTVE no será un camino de rosas.

'La familia de la tele' no ha arrancado con buen pie. No hay dato bueno en la semana que llevamos de emisión: ni logra superar a sus predecesores, ni es una oferta que consiga plantarle cara a la competencia. Por extraño que parezca, la gente prefiere ver programas con nombres tan originales como 'TardeAR' o 'Y ahora Sonsoles' que el comeback de María Patiño y compañía a la televisión generalista. 

Ya de por sí, su aterrizaje en la cadena pública ha sido bastante accidentado. Los elementos externos, esos que no dependen del programa, no lo han puesto fácil. ‘La familia de la tele’ parece gafada desde su estreno, con piedras en el camino que van desde la muerte de un Papa a una apagón energético nunca antes visto en España. 

Unas semanas cargadas de acontecimientos históricos que dejaban poco margen para el divertimento en una televisión pública. Un divertimento que tampoco están dispuestos a entender desde algún segmento la propia cadena, con un Consejo de Informativos de RTVE que se ha cansado de jugar al Candy Crush y ahora parece que quiere justificar su sueldo actuando como un tribunal de la Inquisición reprendiendo al programa por mandar a Marta Riesco al Vaticano.

Pero más allá de quedarnos en las amenazas externas y de culpar a Dios de nuestras desgracias, también hay que hacer un ejercicio de crítica televisiva para hallar las flaquezas de un programa que por ahora no ha encandilado a la audiencia. 

‘La familia de la tele’ tiene dos grandes problemas. El primero de ellos, que se ha ido corrigiendo con el paso de los días, es el exceso de voces poderosas. Demasiadas gallinas en el mismo corral. Es como si juntas para un concierto a Beyoncé, Lady Gaga, Bisbal y La Pantoja. Tanta diva junta cantando a la vez puede ser un festival de berridos imposible de asumir para la concurrencia. Todas tienen talento de forma individual, pero la mezcla de todas cantando al unísono termina por desdibujar el resultado final.

Y eso es lo que pasa en el programa, que parece que cobren por palabra dicha y nadie está centrado en construir un debate a partir de escuchar lo que opina el otro. Belén Esteban, por ejemplo, es un animal televisivo que necesita sus tiempos para elaborar sus discursos, pero en ese mar de voces en el que compiten por soltar el comentario más jocoso de la tarde su talento se disipa entre tanto cacareo.

En la imposibilidad de construir es también donde radica el segundo gran problema de ‘La familia de la tele’, pero en este caso por la fragmentación del contenido. ‘Sálvame’ era un programa de fondo, una especie de reality en el que podías entrar y salir durante varios momentos de la tarde, y en el que las tramas que se abrían a las 16:00 eran trituradas durante horas hasta que llegaba Pedro Piqueras. Ahora es imposible. Cuando las tramas empiezan a coger forma en el primer bloque son interrumpidas de forma abrupta por ‘Valle salvaje’. Y cuando vuelven después de ‘La Promesa’ hay que volver a calentar la máquina para construir de nuevo. 

El programa debería emitirse del tirón, que vayan primero los culebrones y después que tenga ‘La familia de la tele’ su contenido entero. Todavía hay margen de mejora, el programa lleva solo cuatro días y medio, y si alguna cosa ha demostrado en su historia la antigua 'Fábrica de la tele' es su capacidad para remodelar formatos hasta hacerlos del gusto de la audiencia. Hay mucho talento delante de las cámaras y grandes cerebros detrás de ellas. No será fácil, pero como escribió Vetusta Morla en uno de sus clásicos: “Cada cual que tome sus medidas, hay esperanza en la deriva”.

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María Patiño, presentadora de 'La Familia de la Tele'
'Valle Salvaje', 'La Promesa' y 'La familia de la tele'.