¿Quién no conoce hoy en día a Tom Holland? El joven que debutó en Hollywood con la agobiante 'Lo Imposible' de J.A. Bayona ya ha crecido, aunque sus historias se empeñen en no mostrarlo. Al menos, no por ahora. Su gran oportunidad llegó con Marvel, interpretando al Spiderman de una nueva generación. Él ya lo dijo: "Quería ser el Marty McFly del presente". Y eso a veces te puede jugar en contra, sobre todo si quieres crear una carrera más ambiciosa en lo interpretativo. Aunque las oportunidades llegan, y así ha sido gracias a su nueva miniserie, 'The Crowded Room'.
Los tres primeros capítulos de 'The Crowded Room' se estrenan este viernes 9 de junio, seguidos de un nuevo episodio semanal cada viernes hasta el 28 de julio. Tom Holland se ha encargado de producir la serie porque se ha acabado dando cuenta que, si quiere mayores retos, por ahora va a tener que guisárselos él mismo. El engranaje de Marvel es demasiado grande y cuesta verle en otro tipo de historias que no sean las de Peter Parker. Aquí, ha tenido la suerte de dar con Akiva Gokldsman, que lleva a la pantalla la historia de un libro cuyo nombre aún no vamos a desvelar, porque es un spoiler en sí mismo.
Acompañado de la siempre maravillosa Amanda Seyfried, Jason Isaacs y Emmy Rossum, esta serie de Apple TV Plus, como todas las de la plataforma, tiene una perfección visual al alcance de muy pocos. Apple se gasta el dinero, eso está claro. Sus series puede funcionar peor o mejor, pero siempre lucen perfectas. Y ese es uno de los puntos fuertes de 'The Crowded Room'.
¿De qué va 'The Crowded Room'?
La serie sigue a Danny Sullivan, un hombre que es arrestado tras su participación en un tiroteo en la ciudad de Nueva York en 1979. Un thriller cautivador narrado a través de una serie de entrevistas con la curiosa interrogadora Rya Goodwin, la historia de Danny se despliega destapando elementos del misterioso pasado que lo formó, y los giros y vueltas que lo llevarán a una revelación que cambiará su vida.
Tom Holland da la cara
La serie comienza con una escena esquizofrénica, imparable. Danny Sullivan y Ari (interpretada por Sasha Lane), siguen a alguien por las calles de Manhattan hasta protagonizar un tiroteo junto al Rockefeller Plaza. Ari escapa y Danny es detenido por la policía. Pero esa secuencia no es la que define al protagonista, y cómo le vamos a ver, o lo que podemos esperar de él. La primera escena se encarga de ello, con Danny mirando a una chica en el metro, sin poder apartar los ojos de ella, hasta que llega Ari y se lo reprende. Sabemos que Danny no está bien, y gracias a la actuación de Holland, que es un chico muy complejo y muy cerrado en sí mismo.
"Los desafíos fueron más fáciles en el rodaje por toda la preparación previa. Dicho eso, cuando llegamos al set, fue increíblemente complicado mantener esas emociones durante tanto tiempo. Al final de la serie, yo estaba saltando de un lado a otro y fue increíblemente difícil navegar los distintos episodios, pero Ben Perkins, mi coach de actuación, fue clave en ayudarme a mantener la cabeza en su sitio, ser consciente de dónde estaba cada día y no perder el arco del personaje. Si te soy sincero, no podría haberlo hecho sin él".
Según van pasando los episodios, entendemos cada vez mejor estas palabras de Tom Holland. Porque su Danny Sullivan es un rompecabezas muy difícil de resolver. Y el actor británico, aunque a veces se pase y sobreactúe, trata de mantener el equilibrio lo mejor que puede, elevando la serie muy por encima. Aunque también nos hace pensar en qué habría sido de esta historia si la hubiera protagonizado Leonardo DiCaprio, que estuvo detrás del personaje durante mucho tiempo. Quizá a Holland aún le falte cierta madurez interpretativa para este tipo de retos.
Una duración excesiva
El principal problema de 'The Crowded Room' es que alarga en exceso todas sus historias. La serie tiene 10 capítulos pero perfectamente podría haber contado la trama en la mitad de sus episodios. Y que los primeros compases de la serie se hagan largos no juega para nada a su favor. Porque para cuando llega el primer giro sorpresa de la serie, ya nos hemos cansado de la historia de Danny. Sobre todo con episodios cercanos a la hora de duración. Demasiada paja que bloquea lo importante que se quiere contar.
'The Crowded Room' se vertebra, en su primera mitad, entre las conversaciones con la investigadora Rya Goodwin (Amanda Seyfried) y los flashbacks del pasado de Danny. Y, en la segunda mitad, pasa a ser algo más parecido a un drama judicial, en el que la serie empieza a sentirse más cómoda, aunque ya demasiado tarde.
Seyfried brilla en cada escena en la que aparece, y se come a Tom Holland, que aguanta el tipo pero no siempre al mismo nivel. Porque Amanda es mucho Amanda. Sus conversaciones son de lo más interesante de la historia, junto a la magnífica recreación de los años 70. Pero eso es algo a lo que Apple ya nos tiene más que acostumbrados.
Giros sorpresa (cuidado, spoilers)
Si has llegado hasta aquí, quizá ya sepas que la historia de 'The Crowded Room' se basa en un caso real. Y en un libro cuyo título es el spoiler entre los spoilers. Pero aunque la promoción de la serie ha buscado ocultarlo, es bastante difícil hoy en día. Sobre todo si eres medianamente aficionado a los true crime, porque esta historia es una de las más famosas.
El giro sorpresa se puede intuir desde su título, algo más metafórico. Y, según avanza la historia, lo mismo. El personaje de Danny Sullivan está basado en el famoso caso de Billy Milligan, primer absuelto por un caso de violación gracias a alegar trastorno de identidad disociativo. Cuando descubrimos el primero de los giros, vemos toda la serie con otros ojos. Pero llega tarde y de una forma demasiado anticlimática. Nos ha perdido por el camino y es difícil volver a captar nuestra atención.
'The Crowded Room' no es una mala serie, ni mucho menos. Pero se toma demasiado tiempo en llegar a donde quiere, y eso al final acaba por jugar en su contra. Las interpretaciones la elevan por encima de la media, y su perfección técnica la hacen mucho mejor. Aunque sobrevuela todo el rato la sensación de que podía haber sido mucho mejor de lo que ha acabado siendo. Y volvemos al problema que hemos visto en este tipo de historias recientemente: cuidado con justificar y romantizar a los verdugos, porque hay veces que el guión de Akiva Goldsman parece llevarnos por ese camino.
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