Paloma García-Pelayo corta el aliento con su revelación de Ortega Cano en Telecinco

Paloma García-Pelayo ha participado en el quinto episodio de ‘En el nombre del Rocío’ emitido en Telecinco y revela algo impactante sobre Ortega Cano que evidencia una doble cara.

La quinta entrega de ‘En el nombre de Rocío’ emitida este lunes en Telecinco se ha centrado en el matrimonio de Rocío Jurado y Ortega Cano. Rocío Carrasco desenmascara como nunca al torero y desentraña las actitudes imperdonables y las faltas de respeto que cometió hacia su madre. La califica sin titubeos como una «relación tóxica» y lamenta que «no se merecía las situaciones que se generaban». «Mi madre se hubiese merecido vivir de otra manera, haber sido feliz y haber vivido sus últimos años felices», exclama. Su testimonio en este episodio 5 está apuntalado por colaboradores como Paloma García-Pelayo.

«Se daban situaciones imperdonables que no se tenían que dar. José Ortega Cano no actuó bien con Rocío Jurado (…) Ella conoce lo que es José Ortega Cano. Ella sabe y tiene información de cosas que él hace y no debe de hacer. Supongo que le parecía una tomadura de pelo que ella se fuera a trabajar y él tuviera una serie de actitudes en España que ella no considera correctas», ha sentenciado.

Situaciones ante las que -dice- «Rocío Jurado se hacía muy pequeña, se desdoblaba. Mi madre era una mujer con mucho carácter, pero el tener carácter no tiene absolutamente nada que ver para lo que aquí se está hablando. Ella no tenía carácter para determinadas cosas, ese carácter estaba sepultado y anulado. En esas situaciones, ella no tiene carácter, ese carácter del que ella gozaba estaba sepultado».

«Juan de la Rosa se va de la casa de Rocío Jurado porque no quiso presenciar nada más, no le gustaba el comportamiento de Ortega Cano ni las compañías»

¿Pero cuáles eran esas situaciones inadecuadas que refiere Carrasco? Paloma García-Pelayo aparece en el capítulo y da una clave importantísima que tiene que ver con Juan de la Rosa, amigo y secretario de la cantante. «Juan se va de la casa de Rocío Jurado, que es donde vivía, porque no puede más. Llegó un momento en el que no quiso soportar, consentir y presenciar nada más. Y con todo el dolor de su corazón, cogió sus maletas y se fue. Y es precisamente en una de las estancias de Rocío fuera (de gira) cuando Juan decide irse», revela.

«No le gustaba el comportamiento que tenía Ortega Cano; no le gustaba el uso que hacía de la casa, no le gustaban las compañías, los amigos y amigas que invitaba y él se sentía responsable de todo eso porque Rocío confiaba en él. Juan de la Rosa se fue destrozado de esa casa porque no estaba dispuesto a consentir ni una más», ha proseguido ahondando la tertuliana.

Con la sombra de las infidelidades deslizándose, Rocío Carrasco ha recalcado en el documental que su madre «decide un día que no puede más y decide separarse. Él era consciente de que ella se quería separar». Y en ese sentido tiene muy claro por qué esa separación finalmente no se terminó materializando: «Si mi madre no hubiese adoptado a esos dos niños (Gloria y José Fernando), hubiera sido ella la que se hubiera separado desde hace tiempo».

Respecto a este extremo, Anais Peces, la directora de la docuserie, le pregunta a Paloma García-Pelayo si Rocío iba a separarse verdaderamente de Ortega Cano. «Yo he de admitir que en su momento no lo sabía. Cuando ella fallece en 2006, no sabía que había una intención de separarse, pero sí que conocía que las cosas no iban bien, pero no que fuera a separarse. Sobre esa noticia, que la primera persona que la mencionó fue Jesús Mariñas, yo me puse a trabajar. Y a veces obtienes datos y doblas la información o de repente tienes otra todavía mejor», empieza contestando.

«Los problemas en el matrimonio, eran problemas y problemas serios»

«Por un lado, estaba la mentalidad de Rocío en cuanto a que era una mujer que no estaba educada como para que el matrimonio se rompiera o para acabar. Y quizá por eso no llegó a tomar la decisión cuando empezaron los problemas en el matrimonio, pero eran problemas y problemas serios», profundiza Pelayo. Unas declaraciones con las que se refiere a que ‘la más grande’ no tenía los conocimientos que existen ahora para poner nombre y apellidos a determinadas situaciones conyugales.

En la línea, sobre si la familia Mohedano era conocedora de esas experiencias desagradables en torno al matrimonio, la periodista es inapelable. «Rotundamente sí. La familia conocía perfectamente los últimos años en los que había conflictos, conflictos que eran… eran conflictos muy importantes y muy sonoros», describe entre pausas tensas, que no hacen más que constatar que tiene datos muy comprometidos de los pormenores de esos desencuentros.

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