'Secret Story' no toca fondo: la gala especial de este domingo que presentó Carlos Sobera y que inició el camino a la final cayó al undígito con un pésimo 9,9%.
Por doloroso que suene la audiencia huye de 'Secret Story' y no hay manera de detener la sangría. Al público le repele, le espanta, le ahuyenta lo que el reality de Telecinco está ofreciendo en sus galas de la mano de Zeppelin. Caen en los mismos errores de siempre, tropiezan con la misma piedra, se creen que van a seducir y atrapar con cebos anodinos sobre supuestas 'carpetas' fake entre concursantes que huelen a rancio y a pasado. Incluso a mentira y montaje al que el programa contribuye con su nada ingenioso attrezzo.
Lamentablemente, la creatividad de la organización del formato brilla por su ausencia. Pareciera que no saben hacer televisión o al menos no saben -ni quieren saber- hacer la televisión que se demanda ahora en una nueva era en la que los consumos han cambiado a un ritmo vertiginoso y los gustos -quizás- también. Recurren a las mismas armas de siempre: las que perpetúan hasta la extenuación, las que ya no se compran, las que ya no tienen el poder de captar la atención del espectador, sino todo lo contrario.
Primero, con el intento de introducir a Kiko Rivera como ya se hizo en el malogrado 'GH Revolution'. Una maniobra que finalmente se abortó -recuerden- por la dura e inadmisible entrevista que concedió días antes contra su hermana Isa Pantoja. ¿Realmente creían que la entrada del hijo de la tonadillera iba a remontar las ínfimas audiencias? Pues bien, luego continuó una retahíla de celebrities como Nagore, Carmen Lomana o Belén Esteban cada semana. Y después, Miriam Saavedra y Tom Brusse para permanecer en la convivencia hasta la final. Todo, a la desesperada y sin éxito.
Eran muy conscientes de que asistíamos a la peor recta final de la historia de un reality. Y creyeron desatinadamente que con los mismos rostros de siempre iban a evitar un naufragio evidente. Pero nada más lejos de la realidad. La caída es en picado y, siguiendo la penosa estela de la cadena, sumida en la más grave crisis de audiencia que se recuerda y con visos de ir a peor, el camino a la final pierde seguimiento, se hunde y firma su peor resultado histórico.
La gala de este domingo, que dejó fuera a Toñi Moreno y que presentó Carlos Sobera porque tal vez se pensó que eso iba a otorgarle más empaque y reclamo a la noche, cayó al temible undígito: 9,9% de share y apenas un millón de telespectadores. Algo contrastan con el casi 16% y los más de dos millones de seguidores que aunó la serie turca 'Infiel' en Antena 3. Cifras insoportables para 'Secret Story' y Tele5 que, sin embargo, son más que merecidas. Hagan mejor televisión.
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