El próximo lunes Chicote se enfrenta en su programa, Pesadilla en la cocina, a un restaurante brasileño con un jefe pusilánime y comida de pésima calidad. Uno de los mayores caos de la temporada dónde además, todos esconden secretos y mentiras.
Un jefe pusilánime y sin autoridad, un camarero que actúa como si fuera el dueño y dos cocineros sin conocimientos de cocina convierten las comidas del Picanha en una experiencia bastante disparatada. Aberto Chicote y su equipo tendrán que hacer frente a un restaurante, que aunque pretende ser un brasileño con encanto, es todo lo contrario. Y además, todo el mundo tiene algo que esconder.
El restaurante Picanha, ubicado en un céntrico y castizo barrio de Madrid, hace unos años disfrutó de las mieles del éxito con reconocidos de deportistas y personajes famosos. Hace unos meses sus dueños traspasaron el negocio y, en una arriesgada apuesta, Frank (encargado) y su mujer tomaron las riendas del negocio por su propia cuenta. Una decisión desacertada que está a punto de llevar el negocio a la ruina.
Aunque Frank lleva 25 años en la hostelería, no está capacitado para dirigir el Picanha: no tiene autoridad, sus dotes de mando son nulas y se muestra pusilánime ante cada decisión que hay que tomar. Pero el resto del equipo tampoco se salva: un camarero que actúa como si fuera el dueño del local y unos cocineros que no son ni brasileños, ni cocineros. Todo esto implica un nulo control del estado de la comida y una desorganización constante.
El ambiente del Picanha no se parece en nada a lo que intentan mostrar. Es un auténtico caos, tanto en sala como en cocina. Gritos y mentiras están presenten en todo momento y apenas ninguno de los miembros del restaurante tiene en consideración a su compañero. Además, Frank es cuestionado continuamente por su equipo.
Alberto Chicote será el encargado de destripar todos los “trapos sucios” que cada uno de los integrantes del Picanha esconde para con el resto de su equipo. Solo así se podrán salvar sus diferencias y dejar de ocultar sus verdaderos sentimientos, en la confianza está la clave del éxito. Todos los miembros del equipo tendrán que aprender ciertas bases culinarias, poner más atención en la comida, más cariño en el servicio y muchas más ganas en el trabajo para convertir el Picanha en un verdadero restaurante brasileño.
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