Hubo un tiempo en que el triunvirato formado por estos tres perros de presa era lo más parecido a un Tribunal de la Inquisición. Con una lengua sibilina, el apoyo incondicional de sus superiores y el terror que infundían en el resto colaboradores consiguieron erguirse como líderes de opinión del programa. Con el tiempo y las disputas internas el eje del mal se desmembró, su fuerza quedó mermada y ahora libran sus guerras diarias por separado.
Kiko Hernández: entendió el formato, se mimetizo con él y evolucionó al compás que pedía la audiencia. No hay concursante de Gran Hermano que le haya sacado más rédito profesional al concurso de convivencia. Colaborador de ‘Sálvame’, articulista de la prensa rosa, pregonero en fiestas mayores, blog propio en la web de Telecinco y muchos otros quehaceres tiene ahora esta criatura de la tercera edición del reality. Se ganó su puesto en el programa a pulso y el resto de trabajos vinieron tras desarrollar una labor fundamental en el patio de vecinos de las tardes de Telecinco. Su facilidad para obtener noticias es infinitamente superior a la del resto de sus compañeros, pero lo que le hace especial es su habilidad para cebarlas y generar intriga en el espectador. Siempre atento en el directo, no desaprovecha la oportunidad de ridiculizar a sus compañeros, nadie se atreve a plantarle cara y el público responde con carcajadas a todos sus chascarrillos. Mezclando humor de ‘matrimoniadas’, mala leche prudente y demagogia a cara descubierta consigue un cóctel explosivo que funciona a la perfección como engranaje para el programa.
Kiko Matamoros: ningún otro animal del corral ha sufrido una transformación tan extrema a nivel físico y profesional tras su paso por el programa, Matamoros dejó atrás su faceta de informador para convertirse en una de las vedettes principales del mundo del corazón. Su vida y la de su familia se han visto sobreexpuestas a los focos en los últimos años; como los Jurado o los Pantoja, los Matamoros reclaman su trono y se convierten en una nueva casta dentro del panorama social español. Kiko abandonó al miura con pretensiones de filólogo que andaba por los platós de televisión destripando las intimidades ajenas, ahora es un corderito que reclama abrazos y llora en los hombros de sus compañeros, un rebelde sin causa redomado que apuesta sus últimos años de carrera profesional a los designios de sus directores. Ya no hay nada que perder, arrojemos toda la carne al asador y disfrutemos de una buena jubilación.
Mila Ximénez: en las próximas semanas veremos cómo ha repercutido en su carácter su paso por ‘Supervivientes’, viendo sus primeras reacciones al volver a España no parece que se haya amansado mucho esta fiera televisiva. Seguramente los milloncitos que lleva escondidos en el bañador atenúen un poco sus apariciones en ‘Sálvame’, un tono más reposado o marcar distancias con sus compañeros pueden ser los comportamientos más habituales de la colaboradora en sus primeros días en el programa. Su aportación hasta ahora fue notable, su carácter imprevisible dotaba a ‘Sálvame’ de ese efecto sorpresa que tanto nos agrada, un arte de convertir al invitado más insulso en una gacela desbocada tras sufrir los envistes de Mila. El azote de la Pantoja durante los primeros años de los 2000 diversificó sus dardos para convertirse en uno de las fieras más temidas del panorama televisivo; pólvora para el programa que cuando prende avanza sin medida ni censura. La misma furia revitalizante puede resultar cargante y generar rechazo cuando la agresividad de la Ximénez es exagerada o su víctima es del todo inofensiva.
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