El actor Nacho Olaizola, Julio en 'Valle Salvaje', advierte en exclusiva de varios giros: "El público se va a sorprender"

La figura de Julio, interpretada por Nacho Olaizola, sigue siendo uno de los pilares emocionales más intensos de 'Valle Salvaje'. Lejos de ser un mero espectador en el triángulo amoroso que comparte con Adriana y Rafael, su personaje continúa ganando profundidad en cada episodio. Lo que comenzó como un matrimonio concertado se ha transformado en un nudo emocional que plantea dilemas morales tanto al personaje como al espectador.

Julio se debate entre el amor genuino que siente por su esposa y la frustración de saberse desplazado por el vínculo entre ella y su hermano. Esta tensión ha permitido al actor explorar múltiples capas del personaje: desde la vulnerabilidad y la desesperación hasta actitudes más calculadoras. Esa dualidad, entre lo ético y lo instintivo, ha convertido a Julio en una figura impredecible, humana y con margen de redención.

La serie, que ha consolidado su lugar en las tardes de TVE y se mantiene entre los contenidos más vistos en plataformas como Netflix y RTVE Play, encara ahora un tramo especialmente delicado. Las próximas entregas prometen giros inesperados, especialmente en el triángulo central, cuya resolución parece cada vez más lejana. Mientras Rafael y Adriana avanzan por una senda incierta, Julio permanece en una posición que, aunque aparentemente estable, podría dar un vuelco en cualquier momento.

Desde el equipo actoral, se intuye que el destino del personaje aún guarda sorpresas. Las especulaciones sobre su evolución son constantes fuera de cámara, y entre ellas destaca una hipótesis que invierte el esquema inicial: que Adriana acabe eligiendo a Julio no por imposición, sino por convicción. De producirse, ese giro representaría una inversión total de roles, poniendo a prueba tanto al personaje como a su entorno familiar.

Además del plano sentimental, otro conflicto latente para Julio es la compleja relación con su padre, José Luis. Una rebelión del primogénito contra el patriarca del ducado podría reconfigurar los equilibrios de poder en la familia. A medida que el personaje madura, crece también la posibilidad de que deje atrás su rol obediente para marcar su propio destino.

Nacho Olaizola, ¿qué tal está el 'Valle Salvaje'?

NACHO - Muy bien. No para de pasar cosas y además últimamente estamos teniendo más audiencia, sigue funcionando en Netflix, en RTVE Play, lo segundo más visto después en nuestros compis de 'La Promesa', y en directo, muy bien, está subiendo, parece que nos estamos consolidando ya por las tardes, así que muy contentos.

El triángulo amoroso entre Rafael, Adriana y Julio sigue, parece que no se resuelve la cosa. ¿Cómo estás tú ahora mismo con tu personaje en este sentido?

NACHO - Bueno, a mí es que Julio me encanta. Me encanta cuando está mejor en ese triángulo o cuando está peor. Es un personaje muy jugoso en cuanto a que le da la posibilidad de mostrar muchas facetas porque es un personaje complejo en cuanto a que es, a diferencia de lo que cree mucha gente, es buena persona, pero tiene comportamientos a veces un poco maquiavélicos, un poco estratega, entonces a mí me da esa posibilidad de jugar bastante con él y en ese sentido me gusta mucho y en cuanto al triángulo, lo he dicho muchas veces, es que los tres sufren, ninguno de los tres tiene culpa, ni la razón, son víctimas de las circunstancias.

El arco que ha tenido tu personaje… desde el principio fue bueno, pero es verdad, que luego ha tenido comportamientos malos pero también porque se ha enterado de cositas, ¿no?

NACHO - Claro, y sobre todo lo que yo, a veces, algunos mensajes que contesto por Instagram o lo que sea, que la desesperación a cualquier persona le lleva a veces a actuar de una forma en la que incluso te avergüenzas después de haber actuado así. Y claro, Julio está enamorado de su mujer, de su esposa, con la que está casado, sabiendo que ella está enamorada de su hermano, pero a veces por desesperación y por no saber cómo gestionar la situación, actúa de algunas maneras que, claro, hay gente que le parece tremendamente lícito y que dice: "Bueno, en el amor y la guerra todo vale" y hay gente que dice: "Pues qué mal que haga eso". Entonces, bueno, a mí me gusta mucho actuarlo.

Luego justificarlo también mola, ¿no?

NACHO - Sí, obviamente el guion son muchas escenas, mucho guion. Hay veces que hay partes que es más fácil justificar para los actores y otras de saber cómo justificarlo, a ver cómo se cuenta. Pero, en definitiva, sí es muy divertido este personaje.

¿Cómo es el análisis que haces ahora mismo de cómo está la serie, hacia dónde puede ir y lo que va a pasar en estos capítulos que vienen?

NACHO - Ahora mismo se vienen acontecimientos que creo que es difícil que el público adivine, porque hay momentos en los que es más fácil que el público diga: "Pues yo creo que con esta pareja va a pasar esto", "Con esta trama va a pasar lo otro". Ahora mismo estamos en un momento, por ejemplo, en el triángulo, que estamos justo en ese momento que dices: "¿Qué va a hacer Adriana?", "¿Qué va a hacer Rafael?". Julio de momento ahora parece que está en la misma línea, es más fácil ver por dónde va a ir. Pero sí, creo que se vienen momentos en que el público se va a sorprender en más de una trama.

¿Hipotetizáis o jugáis a veces fuera de cámara de cómo será el final de este triángulo? Y que nos puedas contar alguna hipótesis.

NACHO - Sí, sí, sí. Bueno, nosotros claro, nosotros no sabemos lo que va a ocurrir. Sabemos hasta cierto punto. Hemos tenido muchas teorías.

¿Alguna loca?

NACHO - Alguna teoría loca que hemos tenido… Yo tengo la teoría loca de que Adriana se va a enamorar de Julio, el hombre que le han impuesto va a seguir viendo lo bueno que es y va a dejar a Rafael que es un tóxico de la vida. Yo tengo esa teoría loca de que se va a quedar con Julio y va a decir: Tú has estado siempre ahí, eres buena persona, me quedo contigo".

¿Un deseo que pidas a los guionistas para lo que viene próximamente?

NACHO - Yo quiero que Julio se rebele un poco más con su padre. Digo, ojo, un poco más. Lo dejo ahí.

¿Puede que haya ahí una pequeña rebelión?

NACHO - Puede ser.