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Crítica de 'Dos años y un día': Una serie fresca para este verano y álter ego del propio Arturo Valls

Crítica de 'Dos años y un día': Una serie fresca para este verano y álter ego del propio Arturo Valls

Analizamos 'Dos años y un día', la nueva serie de AtresPlayer Premium protagonizada por Arturo Valls, que se estrena este domingo 3 de julio, para hacer más amena la temporada estival

El verano arranca y las grandes apuestas televisivas de las cadenas se marchan de vacaciones a la vez que llegan otros formatos, más ágiles y frescos, para aliviar el calor del verano. Es el caso de Atresmedia y, en concreto, de AtresPlayer Premium. La plataforma estrena este domingo 3 de julio 'Dos años y un día', una nueva ficción cómica para divertir a los espectadores en el tiempo estival.

La serie está protagonizada por Arturo Valls y narra la historia de Carlos Ferrer, un famoso cómico y presentador de televisión condenado a dos años y un día de cárcel por un delito contra los sentimientos religiosos tras disfrazarse de virgen en el pregón de las fiestas de un pueblo andaluz.

Una trama cómica para contar el día a día en la cárcel

La nueva baza de ficción de Atresmedia, de tan sólo 6 capítulos de 30 minutos de duración, es ágil y entretenida sin ninguna otra pretensión que hacer pasar un rato divertido al espectador ante el televisor. Su trama, sencilla y poco compleja, se basa en el día a día de Carlos en la cárcel y en su relación con el resto de presos, quienes les pedirán continuamente selfies, teniéndose que enfrentar a situaciones variopintas, todas ellas con un matiz cómico y, a veces, poco creíble.

A Arturo Valls, que también ejerce de productor ejecutivo de la serie, le acompañan caras conocidas como Amaia Salamanca, Adriana Torrebejano o Fernando Gil. Completan el reparto Michael John Treanor, Javier Botet, Manuel Galiana, Santi Ugalde, Paco Churruca, Nene y Jorge Rueda.

‘Dos años y un día’ no aspira a convertirse en la serie del año, ni siquiera en la serie de la temporada. Correctas interpretaciones y situaciones disparatadas, quizás algo forzadas, para mantener viva la comicidad del momento. Juega muy bien el papel del protagonista, fantásticamente interpretado por Arturo, pues transmite la sensación de que estamos ante su propia vida y el reflejo de las posibles consecuencias de sus chistes.

El debate de la libertad de expresión

La trama de la serie busca también abordar los límites de la libertad de expresión en el humor, muy en tela de juicio en los últimos años en nuestro país. ¿Todo los chistes están amparados por el derecho a la libertad de expresión? ¿Puede un cantante, cómico o una persona de a pie recibir una condena si dice algo que atenta contra otras personas? ¿Dónde comienza y termina la libertad de cada uno?

En definitiva, una fresca propuesta para este verano que no aspira a convertirse en una gran ficción, sino en lo que es, una serie para divertir al espectador en las vacaciones y que no quedará en la memoria colectiva del público. Una vez vista, no la echaremos de menos. A otra cosa.

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