La crítica de la semana: ‘Veneno’ y la tele que la parió

ANÁLISIS | Semana del 12 al 18 de octubre de 2020

Veneno‘ es un homenaje a Cristina ‘La Veneno’ pero también a la pequeña pantalla. Como ya sucedió con ‘Paquita Salas’, se hace evidente desde el primer capítulo la estima que tienen sus creadores al medio, con referencias constantes a la televisión y a muchos de los personajes que la han habitado desde los años 90. Un viaje en el tiempo cargado de folclore que nos recuerda la utilidad de la tele para dar visibilidad a realidades ninguneadas socialmente.

Los Javis nos trasladan veintitantos años atrás para biografiar la vida de un personaje que revolucionó el late night español. Una mujer que consiguió que su verdad rompiera los muros de la exclusión para colarse en millones de hogares españoles. De la oscuridad del parque del Oeste a los focos de Telecinco. La Veneno y ‘Esta noche cruzamos el Mississipi’ sellaron entonces una relación profesional de la que ambos sacaron provecho. Ellos usaron el producto para aumentar su audiencia y ella, mucho más ingenua, pudo permitirse una vida más acomodada. Pero para Cristina el verdadero triunfo no llegó en forma de billetes; su mayor alegría fue recibir la aceptación y el cariño que le habían negado desde pequeña.

La sociedad española también se benefició de todo ello. Mientras programa y personaje engrosaban sus cuentas con el show televisivo, gran parte del público estaba conociendo por primera vez el testimonio real de una mujer transexual. Es evidente que ya existían referentes trans y que posiblemente el trato con el que se abordaba esta realidad era más acertado en otro tipo de escaparates; pero al ser un programa de consumos millonarios el impacto social era, y es, mucho más expansivo en el marco mental colectivo.

Sobre el papel «visibilizador» de la televisión me viene otro ejemplo a la cabeza. La irrupción de ‘La Veneno’ no la viví por edad, pero sí que me acuerdo perfectamente de la aparición de Boris Izaguirre en la iconografía televisiva española. Un homosexual sin armarios que nunca tuvo problema en mostrar su identidad frente a las grandes audiencias que congregaba ‘Crónicas marcianas’.

Sin vergüenza ni arrepentimiento, Boris rompió con años de silencio de tantos que callaban frente a las cámaras. En esos años me acuerdo de reflexionar internamente sobre los comentarios que escuchaba sobre el venezolano en mi entorno;  esa homofobia disfrazada de decoro que decía: “cada uno  puede ser lo que sea, pero este señor hace mucho daño al colectivo dando esta imagen de locaza”. Pero lo que realmente les jodía es que se mostrase tal y como era.  Y es que nada molesta hasta que no se ve y lo que no molesta, no avanza. Algo muy parecido de lo que ocurrió con Cristina “La Veneno” y que se refleja perfectamente en una frase pronunciada en la serie: “De lo que no se habla, no existe, y lo que no existe, se margina».

Atresmedia ya ha anunciado que los dos primeros capítulos de la serie podrán verse en abierto. Una gran oportunidad para que la historia de Cristina y su mensaje lleguen al gran público. Y tiene todos los elementos para seducirlo. La ficción de los Javis consigue hacer de la biografía de un personaje una trama envolvente que no pierde el pulso en ningún momento, jugando con maestría con los saltos temporales. Todo ello aderezado de fogonazos de folclore y mitomanía que se convierten en píldoras de alegría para el espectador. Nostalgia televisiva, reivindicación social y minería emocional; un cóctel imperdible que hacen de ‘Veneno’ una de las mejores ficciones del año.

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