Kiko Hernández ha regresado aterrorizado a 'Sálvame' después de más de dos meses confinado junto a sus hijas y sin pisar el plató del programa.
Este lunes 18 de mayo, Kiko Hernández regresaba a 'Sálvame' después de dos meses encerrado en su casa por el coronavirus. "He pasado una época chuga, con mucho miedo", reconocía el colaborador a su regreso.
Kiko regresaba a su programa y lo hacía por la puerta grande. Haciendo temblar a sus compañeros amenazándoles con desvelar los mayores secretos de colaboradores y famosos que, hasta el momento, habían permanecido en un cajón del programa.
Pero, antes de eso, el colaborador se sinceraba con Jorge Javier Vázquez sobre la difícil situación que ha atravesado. "Lo he pasado muy mal. Los guantes me han salvado la vida. Me ponía tanto gel que me acababan sangrando".
"Iba a comprar lo menos posible. A veces me iba y volvía sin nada. No era capaz de salir del coche. Notaba hormigas en la cara", reconoce Kiko, quien asegura que ha llorado mucho. Sobre todo, vivía con miedo por sus hijas, con quien ha estado confinado. Junto a ellos, su madre y la niñera de las pequeñas.
"He llorado mucho. Me sentía una mierda"
Aterrorizado y superado por la situación, confiesa que ha estado hasta 4 noches sin dormir. "He llorado mucho de impotencia, sentía que no servía para nada. Le decía a Mila: 'sois unos valientes'. Me sentía una mierda que no valía". Hasta tal punto llegó su miedo, que se pasaba las 24 horas del día consultando las muertes y toda la información sobre el coronavirus.
Uno de sus peores momentos durante estos meses fue un día cuando salió a pasear con sus hijas, su madre y la niñera a una montaña cercana a su casa. En un momento dado, miró el móvil, lo tenía apagado, consultó su reloj, se le había parado. Preguntó a las dos mujeres si ellas tenían sus móviles funcionando y también lo tenían sin batería.
Tal fue su imaginación y sus paranoias que llegó a imaginar que todo eso se debía a los alienígenas cuyas naves estarían haciendo interferencias en las ondas electromagnéticas… En ese momento fue cuando entendió que debía parar. "Al volver a casa, llamé a Alberto (director de 'Sálvame') y le dije que me estaba volviendo loco. Necesitaba regresar al programa", confiesa.
En estos momentos, Kiko reconoce ser una nueva persona, y haber dejado todos esos miedos atrás. "Luego ves lo que le ha pasado a Lequio y a Ana Obregón… somos unos afortunados por tener trabajo. A partir de ahora, no me oiréis quejarme", sentencia el colaborador feliz de regresar a su segunda casa.
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