La crítica de la semana: Guerra de talentos

ANÁLISIS DE AUDIENCIAS | Semana del 25 de febrero al 3 de marzo de 2019.

La parrilla televisiva ofrece una gran variedad talent shows en los meses de invierno. Poco o nada tienen que ver entre ellos, pero cada uno a su manera demuestra que valorar habilidades humanas sigue siendo uno de los entretenimientos favoritos del espectador.

El concurso de talentos más visto de la temporada es un viejo conocido de la audiencia. Telecinco nunca reconocerá públicamente que dejar escapar ‘La Voz’ fue un error mayúsculo, aunque pruebe mil fórmulas nunca encontrará un formato musical con una mecánica tan atractiva para la audiencia.  El programa presentado por Eva González en su nueva etapa en Antena 3 ha demostrado con el paso del tiempo que su éxito no fue flor de un día, como suele ocurrir con los estrenos de la cadena de Atresmedia que se desinflan tras la expectación inicial. El programa rugía con fuerza esta semana en sus dos días de emisión, alcalzando el lunes un excelente 20,3% de share. ‘La Voz’ conjuga a la perfección las historias personales con la épica de un concurso, realzando los talentos vocales a la vez que dosifica el desenlace de cada relato generando la expectativa necesaria. Por mucho que los jueces se esmeren en pronosticar grandes carreras musicales ninguno de los concursantes alcanzará las ventas de  Malena Gracia, pero mientras tanto el show orquestado hace soñar al espectador. Y de eso va la televisión.

Si algo le falta a ‘La Voz’ es ritmo, algo de lo que va sobrado ‘Got Talent’. Con el mismo tiempo que le dedican a un cantante del concurso de Antena 3 da tiempo de ver cinco o seis talentos del programa de Telecinco. La calidad artística brilla por su ausencia, pero el show se complementa con otros elementos que abarcan todos los palos de la tragicomedia. Las carencias del escenario se suplen gracias a un jurado que condimenta con agudeza el espectáculo televisivo. Más allá de la temida valoración de Risto o de la perpetua sorpresa en el rostro de Edurne, el gran baluarte de esta edición de ‘Got talent’ es Paz Padilla. La humorista rebosa naturalidad y predisposición, sin frases manidas ni grandes elucubraciones se sienta a valorar talentos  con la misma espontaneidad que una señora de Alpedrete sentada en el sofá de su casa. Y no por esa falta de impostura y adorno resta brillantez al show, más bien todo lo contrario, su implicación y falta de pudor son el aderezo perfecto para un talent que necesitaba un revulsivo. El programa crecía esta semana hasta alcanzar un notable 18,9% de share.

El talent más puro de la temporada es el que menos gente ve. La academia de Fama reabría sus puertas en 2018 con la cara lavada y una poderosa inversión económica a sus espaldas. En 2019 se repiten esquemas para regalarnos una experiencia estética deliciosa en la que prima el talento por encima del reality convencional. El talent de baile va por delante de todo lo visto hasta ahora en España y su factura visual nos transporta más allá de nuestro presente para darnos una pista de lo que esperamos que nos depare la televisión del futuro. Uno se sienta delante del televisor con la sensación de estar viendo una obra cinematográfica, una experiencia visual única  comparado con lo que viene ofreciendo hasta ahora la televisión en España. Un año después de su resurgir, ‘Fama a bailar’ sigue siendo atrevido estéticamente al romper los encorsetamientos vistos hasta ahora, limitaciones que van más allá del espacio físico, también se rompen moldes en la selección musical, en el grafismo o en el tratamiento de los concursantes. El concurso de baile tiene más de experiencia cultural que de reality convencional español, pero no por ello pierde un ápice de entretenimiento. ‘Fama a bailar’ es arte televisado, y Paula Vázquez, la mejor maestra de ceremonias para reivindicarlo.

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