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El juego sucio de Telecinco con María Teresa Campos

El año pasado le otorgaron la medalla de oro al mérito en el trabajo. Periodista, presentadora de televisión y locutora de radio. María Teresa Campos cuenta con un brillante currículum del que pocos comunicadores pueden presumir. Su trayectoria, al frente de la actualidad y de la información, poco o nada puede ser rebatida, más bien, admirada y respetada.

Desde hace unos años, el ente que todo lo enturbia, que se aprovecha y se nutre del bien ajeno para ennegrecer aquello de lo que se pueda sacar algo positivo, lanzó sus tentáculos codiciosos para hacerse con los servicios de la periodista, que alternaba las colaboraciones con su programa vespertino de fin de semana. En ‘Sálvame’ María Teresa Campos se alzaba como portavoz de la audiencia y le daba cabida a los mensajes que pocos se atrevían a lanzarle a la jauría de colaboradores. Es obvio que si la presentadora no se hubiera prestado a tales menesteres no habría acabado envuelta en este universo de bufonadas y falsedad. Fue la propia Teresa quién encendió la  la llama que le dio sentido al declive.

El éxito, el verdadero, viene acompañado ineludiblemente de la satisfacción personal. No entiende de ceros en la cuenta corriente, aunque este aspecto sea, incluso, más codiciado que el primero. No todo vale para estar en el candelero y en boca de todos, a veces, admirarse a sí mismo no tiene parangón. María Teresa Campos hace mucho tiempo que lo hace, parte de su éxito reside en creer que su trabajo roza los límites de la perfección y, de ley es afirmarlo, no le falta razón. A la periodista le ha venido exageradamente grande formar parte de un circo que, más que ensalzar la leyenda, ha ido apagando su estela.

Terelu, promesa asentada como colaboradora en el coliseo, formó parte del espectáculo al que ya nos tienen acostumbrados. Con María Teresa Campos en el hospital, víctima de una complicación intestinal sin gravedad aparente, el programa de entretenimiento jugó, una vez más, al sucio juego de la creación de expectativas sin la resolución necesaria. La hija de la periodista abandonó el plató tras la llamada de su hermana, con aparente muestra de preocupación. Tras largos espacios llenos de incredulidad guionizada, todo acabó en un mensaje de tranquilidad que tuvieron a bien efectuar para el sosiego de los familiares que la presentadora tiene en Málaga.

No creo en la ingenuidad de la primogénita de la Campos, y ahí es donde radica la diana de mi dardo. Ni por un solo segundo dudo del amor que obviamente siente la hija por su madre, pero sí que es lícito señalar su equívoca actuación al alimentar, a costa del estado de salud de la gran periodista, la amalgama de comentarios e informaciones, poco contrastadas, que deslucen la figura de la profesional, en pro del personaje. En ocasiones la desconexión del influjo tóxico del entorno se hace imperiosa para no caer en el bucle del todo vale a pesar de todo. Insisto en la buena voluntad de Terelu y de su hermana Carmen Borrego ante cualquier asunto que concierne a la periodista, pero sería justo y altamente recomendable que éstas pensaran en trazar argucias de benévolo objetivo y más proclives al mantenimiento del buen nombre que por mérito propio, y con muchísimo esfuerzo y dedicación, se ha labrado como comunicadora la gran María Teresa Campos.

Teresa, te deseamos una pronta recuperación. Impacientes por verte regresar con esa fuerza que siempre te ha caracterizado.

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