Por Jesús Carmona.
El porqué de las cosas catódicas.
Se supone que ya debemos dejarnos acariciar por el sentido navideño, acuñado y acunado por ángeles celestiales. Sabido es que en navidad todo es bonhomia, exceso, ensayos de sentimientos, reencuentros absurdos y prefabricados con sonrisas congeladas, y engullir familia y colesterol, querido o por encargo. Todo eso se supone, pero como tengo un desprecio absoluto por todo lo que embaraza la pascua, voy a portarme mal.
No aguanto a los descarados, a los que viven revolcándose en el mal, arrellanados en la anestesia moral. Ana Duato visita bastante el lugar donde trabajo, y cada vez que la veo me cercioro de que tener menos vergüenza que un gato en una matanza es la vía más justa en el mundo de la tómbola de conciencia. Esta actriz -porque es lo que es en superficie, aparte de otras cosas subjetivas y no por ello menos demostradas-, desfila sus "fraudes" allá donde quiera, el mismo que se desprende en un rostro que se niega a poner sello a la mentira.
A Duato da lástima verla, si no fuera por el afeite personal que se empeña en cultivar -más bien enfocado en un look masculinizado-, quién diría que no nos hallamos ante una desalojada social. Claro que si me balanceo en el yugo maligno, me atrevo a más: no se hace arreglos de cara para exponer su latrocinio y su linchamiento mediático. Ay, pena de mí. Qué injusta es la vida conmigo. Yo me llevo lo más gordo -el supuesto lo pongo en letra pequeña- junto a Imanol Arias de una serie, y los demás, lejos de mantenerse en un perfil pasivo, se enteran y me lapidan. ¿Hay derecho, Dios? Ay, la pena me ahoga.
Más limpio de capas anda Imanol, que decidió ser el fuerte y reírse del mundo con una imagen amorosa. Qué tío más listo. Qué cojones. Lo mismos que tiene Alba Carrillo, que parece decidida a dos cosas igual de temerarias: ahorcarse en su propia bilis y reclamar dinero idiota. Carrillo carece de sentido común, de bondad, de principios. Es una tipa que sólo ha conocido a hombres de bien que la han sabido mantener en un estatus social del que patalea por descolgarse. Es ese perfil de mujer que espanta y repulsa, siendo tan joven es de las que serían capaces de cualquier hazaña con tal de vivir en La Moraleja.
Me produce asco, pero no puedo dejar de perfilarla con lástima, si alguien la quiere que la aconseje bien. Tal vez el mejor consejo es que se ponga a trabajar y que facture para mantener a su hijo. Ya mismo iba yo a solicitar dinero de quien no quiere soltarlo o lo suelta lo que considera necesario. Me aseguran que adelantó sus compras navideñas -con la pensión que le manda Feliciano, aunque lo niegue- para hacer ver su escasez en los próximos días y justificar su participación en Gran Hermano VIP en enero. ¿Alguna vez han visto ustedes a Alba sin que la graben a sabiendas, desprevenida? Tiene un gesto y unos ojos enloquecidos. Ojo, luego es la primera que enarbola la bandera de la feminidad. Tócatelos a dos manos. Mientras tanto, Feliciano callado. FELIZ NAVIDAD!
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