OPINIÓN | Cuéntame cómo me defraudaste, Imanol

En todos los trabajos hay cosas soterradas, digamos que bordean peligrosamente no sólo lo moral o reprobable, sino también lo legal. En los menos, quiero creer. El hecho es que ocurre con más frecuencia de la que contamos, es como un secreto a voces. Como que todos, al claudicar con aquello, nos cercamos en un redil en el que hacemos piña. Eso sí, cuidado en cómo gestionas la empresa, porque todos los integrantes han de percibir su dosis subrepticia y por la que callan fielmente. El error radica, quizá, en que te piensas con el mando, cuando realmente éste es coral y si alguien se revuelve a contrapelo, la hemos cagado.
Miren, por ejemplo, la noticia que cuenta cómo una empleada le dona un riñón a su jefa, con todo el amor de que dispone. Seguramente, ambas acordaron día y hora para la intervención; seguramente también, la empleada debió ausentarse de su puesto de trabajo, pero entonces no pasó nada. Cuando la jefa vio que el riñón no era compatible con ella, le cargó los días que faltó y la despidió por sus continuos desplantes laborales. ¿Cómo sabemos esto? Porque la damnificada lo ha vociferado clamando justicia. A mí me recordó a un caso muy patrio: Pilar Punzano.
Esta actriz formaba parte del reparto de la serie española más longeva de toda la historia, Cuéntame cómo pasó, en TVE. Protagonizada por Imanol Arias y Ana Duato, y Ganga Producciones es la firma que anda detrás. Pues bien, tras este marco idílico, esta familia televisiva que a fuerza de aporrearnos la casa, hemos asumido como nuestra, se esconden muchas luciérnagas. Muchos parches, muchas heridas mal supuradas, mucho dolor, mucha verdad. Ocurre, no mientan, en las mejores familias. Siempre hay víboras reptando y alzando la cabeza para comerse a su presa. En este caso, no son las menos, sino las más.
Punzano fue despedida de la serie sin vaselina ni explicación, para que su papel de Inés Alcántara volviera a ser encarnado por la original, Irene Visedo. Se pensaban entonces quienes cercaron valla a valla el redil que Pilar iba a irse diplomática, pero erraron a lo grande. Escupió bilis cargada de verdad. Calificó a la productora como una secta; a Imanol le dijo que tenía la lengua tan larga como las manos; y puso patas arriba todo el tejido económico y financiero. Por aquellos días aciagos, Punzano era el anticristo, pocos, muy pocos, se enfilaron con ella.
Alegó y defendió irregularidades en las retenciones y aquello dio pie a que RTVE encargase una auditoría. Todo sigue su curso y ya hay sospechas de fraude fiscal que podrían chapar para siempre la serie de TVE. Lo que le faltaba a la pobre, le crecen los enanos, lástima que no la audiencia. Y no acaba aquí esto, están citados Imanol y Ana Duato para declarar y les han paralizado sus cuentas.
No seré yo quien entierre a nadie, pero digo yo que algo, puede que nimio, pero algo debe existir de verdad en todo este maremoto. Como en todo, las cosas no son blancas o negras, pero en eso están quienes entienden; en buscar los gramos de verdad y de distorsión. Te deseo lo mejor, Imanol. Gran actor. Y la serie, una de las mejores. Pero mientras tanto, cuéntame cómo me defraudaste, Imanol. Si lo hiciste.

El por qué de las cosas catódicas | Jesús Carmona. 


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