¿Hubo un tiempo nuevo? El programa de las noches de los sábados en Telecinco no tuvo oportunidad contra La Sexta Noche. El espacio conducido por Sandra Barneda apenas superó el 9% de share contra un nuevo máximo de su rival más directo. No solamente no le hizo sombra, es que prácticamente pasó desapercibido.
Todo se vendió de una manera excelente como bien sabe hacerlo Mediaset. El programa parecía que llegaba para dar respuestas a todas las preguntas de la ciudadanía, como si fuese el programa que España necesita. A veces un excesivo autobombo hace crear expectativas que caen por su propio peso en los primeros minutos del programa. Un tiempo nuevo comenzó con el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.
Pocas veces acostumbra a sentarse en un plató por lo que suponía una entrevista deseada y buscada por muchas cadenas. Tenían en el plató a uno de los protagonistas de las últimas semanas, pero se fue dando palmas. Las primeras preguntas de Barneda al ministro eran flojas, carentes de cualquier tipo de presión, una vía que Montoro cogió para irse por las ramas cuando quiso ante la pasividad de la presentadora. Por lo menos allí estaba Pepa Bueno, la única del corrillo que supo sacar jugo a Montoro. Una de las premisas del programa era la repregunta, algo que Barneda repitió hasta la saciedad y que ella, precisamente ella, no cumplió.
Al finalizar la entrevista, Sandra Barneda pregunta a Montoro si se ha encontrado con Rodrigo Rato y si en ese encuentro hablaron sobre su caso. El ministro dice que sí, que se vieron pero que no hablaron detenidamente de ello. Sandra se lo cree, sonríe, obedece y cierra la entrevista ahí. ¿Y la repregunta? ¿De verdad se creyó que no habían hablado más profundamente sobre el tema? Oportunidad perdida de forma imperdonable.
Fue un error de bulto que muchos espectadores no perdonaron a tenor de lo que se leía en las redes sociales. La palabra que más se utilizaba para comenzar a definir el programa era "flojo". Era difícil de remontar, aun así con los atriles y los acertados gráficos consiguieron reemprender el vuelo que volvió a caer cuando apareció Bertín Osborne no sabemos aún para qué.
Telecinco no puede obviar su raíz. Nadie que busque información política acude a esta cadena. A la vista de su programación se le presupone otro tipo de contenidos o tratamiento del tema que no coincide con aquellos que buscan saber qué ha ocurrido en el panorama político. Cada medio define su línea, La Sexta ha sabido crearse su espacio de manera brillante. Telecinco tiene el suyo, contenido de crónica social que le llaman. Por mucho que quieran salirse de ahí, porque lo que parece que funciona en sábado es la política, no pueden negar de donde proceden. Su audiencia va a ser la asidua a la cadena que le da igual lo que den, están ahí. Ya se vio con El Gran Debate que hacía audiencia similares. Telecinco debería retomar un espacio similar al de La Noria que les funcionaba a la perfección. Deberían dejar de sentirse culpables por aquello que inexplicablemente les hizo cerrar. Este no es su género.
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