ANÁLISIS | Semana del 5 al 11 de abril de 2021
Casi todos los talent shows de este país parecen cortados por el mismo patrón. Y no es casualidad, la mayoría de ellos están realizados por la misma productora.
De ‘Got Talent’ a ‘Mask Singer’, pasando por ‘Idol kids’ o el recién estrenado ‘The Dancer’, la lista de programas producidos por Fremantle es interminable. En pocos años, esta productora de nombre impronunciable, se ha convertido en uno de los gigantes televisivos del mercado español.
Si bien durante la primera década de los 2000 era Gestmusic, la productora de OT, quien se comía toda la tostada de los concursos de talentos, actualmente existe prácticamente un monopolio a manos de Fremantle. Abaratando costes y con resultados de audiencia bastante notables, ha logrado algo casi imposible en el competitivo entramado audiovisual: colocar sus productos con éxito en las tres principales cadenas de este país.
Si todos apuestan por trabajar con ellos por alguna cosa será. Solo quedaba la televisión pública para caer rendida a los encantos de Fremantle, pero esta semana se materializaba el idilio con el estreno de ‘The Dancer’ en TVE. El programa no llegaba con buen pie al ente público al conformarse con un escueto 10,4% de share en la noche del lunes, muy por detrás del resto de opciones.
El concurso de baile de TVE reproduce las mismas dinámicas que ‘Got Talent’, actuaciones breves, testimonios lacrimógenos y cámaras entre el público para observar sus reacciones ante lo acontecido en el escenario. Como factor diferencial, en ‘The Dancer’ la épica se construye a partir de una pantalla que se abre cuando los artistas reciben el beneplácito del patio de butacas. Un elemento que aporta espectacularidad a la mecánica pero que no es suficiente para suplir las carencias que presenta el formato.
A pesar de ser técnicamente impecable, ‘The Dancer’ tiene algunos aspectos mejorables de contenido. Si bien el talento en el escenario es escaso, algo asumible a estas alturas en un talent show, la fuerza del jurado no es suficiente para suplir la falta de excelencia encima de las tablas. El tándem Mimi-Rafa Méndez funciona 5 minutos, pero termina saturando. Los dos vienen a representar el mismo rol, ego e histrionismo a raudales, y nada nuevo aporta uno después del otro. Pero el que realmente chirría en el engranaje es Miguel Ángel Muñoz en su rol del yerno perfecto. El actor anda perdido en su sillón, inventando juegos absurdos con el público, sin ninguna habilidad destacable para el arte del espectáculo televisivo.
Mucho más claro lo tiene el jurado de ‘Got Talent, la otra apuesta de Fremantle que está actualmente en antena. En este caso la escasez de talento en las actuaciones queda disimulada por el espectáculo que se organiza en los sillones de los jueces. Cada uno de ellos desarrolla su personaje a la perfección abordando todos los palos de una tragicomedia. Un jurado consolidado, con unas dinámicas muy reconocibles, sobre el que recae casi todo el peso del programa. ‘Got Talent’ sigue siendo un valor seguro en la parrilla y esta semana registraba un estupendo 20,9% de share.
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