Diego Arrabal pone el corazón en un puño en 'Viva La Vida' tras relatar su experiencia con coronavirus

'Viva la vida' charlaba con Diego Arrabal, que ha detallado su terrible experiencia con coronavirus que le llevó al hospital con neumonía bilateral.

Este sábado 30 de enero, Diego Arrabal ha vuelto a 'Viva la vida' tras haber vivido un auténtico infierno por culpa del coronavirus. Aunque lo ha hecho desde su casa, pues aún está convaleciente, pero por fin ha sido dado de alta tras una semana ingresado en el hospital.

El paparazzi tuvo que ser ingresado hace una semana tras empeorar su estado de salud. Así ha relatado su terrible experiencia en el programa que presenta Emma García. "No me podía imaginar tantos mensajes de apoyo", ha empezado diciendo Arrabal, bastante más delgado y todavía un poco débil.

La presentadora, que también pasó la enfermedad, ha recordado la culpabilidad que le invadió en su momento, y ha querido saber si su compañero ha sentido lo mismo. Diego ha reconocido que, en un determinado momento, bajó la guardia, y sabe cuál fue ese momento exacto.

Fue el sábado 9 de enero, día en el que la borrasca Filomena dejó varias zonas de España cubiertas de nieve. El colaborador se sentó a tomar un café con un amigo y acabó quitándose la mascarilla durante bastante tiempo: "Ni abrazos ni besos. El error es confiarnos".

"Me ingresaron con neumonía bilateral"

Respecto a los síntomas que tuvo, recuerda que "los primeros días eran síntomas muy leves, pero a la semana y pico me ingresaron con neumonía bilateral". "Yo llegué a urgencias a las 2 de la mañana y pensaba que me iba a poner una vía para bajarme la fiebre. Pero, cuando me hicieron la primera placa, ya vieron que tenía neumonía y que tenía que estar ingresado".

Durante su ingreso, el paparazzi recuerda haber visto imágenes absolutamente desgarradoras. Por eso ha insistido en que esta pandemia es algo que no se puede tomar a broma. "Mi analítica no era la analítica perfecta. Tenía todos los porcentajes de que iba a pasar un momento difícil. Cuando estás en esa sala de urgencias rodeado de 20 o 30 personas ahogándose o teniendo que ser intubado, ahí se te cae el mundo. Todo se convierte en nada. Te conciertes en la persona más vulnerable del mundo. Yo no sabia si me iba a poner mejor o peor", confiesa.