La crítica de la semana | En el punto de mira

El miércoles de desató la tormenta mediática con las 17 dimisiones en la ejecutiva del PSOE. Lejos de ofrecernos un espectáculo de vilezas y dardos envenenados al más puro estilo ‘House of Cards’ nos tuvimos que conformar con algo muy español; un vodevil torticero en el que la mala de la película es una sultana brabucona con escasas nociones de sutileza, una batalla interna en la que en vez de dagas por la espalda se calvan cuchillos jamoneros con restos de chorizo. La cadena más beneficiada con todo este sainete fue LaSexta, aprovechando su merecido título de cadena de referencia para seguir la actualidad política en España. Antonio García Ferreras cogió unos cartones y unas mantas para instalarse en el plató de la cadena desde el miércoles por la noche con un primer especial de ‘Al rojo vivo’, cosechando un buen 9,5% de share. Sus programas informativos lograron récords históricos de audiencia y el sábado le tocó el gordo a ‘LaSexta Noche’, la dimisión de Pedro Sánchez (una hora antes de su inicio) le regaló al programa un excelente 16%. La cadena verde ha dado de nuevo una lección informativa al resto: la actualidad política convertida en espectáculo televisivo, presentada de forma atractiva para que el público la deguste sin perder un ápice de veracidad.

No solo LaSexta se benefició esta semana de los cuchillos jamoneros lanzados en Ferraz, los magazines de la mañana sumaron espectadores a sus cuentas de ahorro. El duelo entre Ana Rosa Quintana y Susanna Griso vivó su duelo más encarnizado en un inicio de temporada, las dos reinas del café se disputan el liderazgo matinal con grandes datos de audiencia, superando muchos días el 20% de share. Antes del sisma en el antiguo partido socialista obrero español los programas matinales se nutrían básicamente de sacarle jugo a la desaparición de Diana Quer, los forenses y psicólogos de este país desfilaron en fila india por los estudios de Telecinco y Antena3 para seguir alimentando el morbo. Mucho más acertado fue el tratamiento que se le dio al caso por parte de ‘En el punto de mira’ en Cuatro, consiguiendo un gran 7,7% de share el martes por la noche. La notable Veronica Dulanto huía de las narraciones a lo Gloria Serra, aportaba información novedosa sobre la desaparición de la joven madrileña sin una voz adoctrinadora o morbosa que forzara al espectador a sacar conclusiones sugestionadas.

El tibio arranque de la última edición de ‘Gran Hermano’ ha puesto a su presentador en el punto de mira. Jorge Javier Vázquez va deshaciéndose de las cadenas que la amarraban al inicio para darle su estilo más personal al programa, tras unas primeras galas en las que el catalán se vio encorsetado por un guión frenético que le vino grande. Ahora nos encontramos en ese punto en el que JJ se ve más suelto en el plató pero el sello del programa se aleja peligrosamente de la épica transmitida por Mercedes Milá, la banalidad le gana la partida a la emoción y ya nadie hace el esfuerzo para transmitirnos que lo que sucede entre esas cuatro paredes puede alterar nuestros sentimientos frente al televisor. Más allá del presentador o de las dudas que puede arrojar el casting, el gran lastre de esta edición fue una primera gala descafeinada que no consiguió fidelizar al público para los siguientes meses. El reality consigue datos de audiencia correctos pero sigue sin despuntar, su doble entrega semanal marcaba un 15,2% de share el martes y un 18,6% con la gala del jueves. Veremos cómo avanza el reality y si los guionistas son capaces de reflotar el barco, por el momento el público español demostró altura de miras dejando en la casa a la pérfida Bárbara y priorizando el espectáculo televisivo a sus fobias y filias.